<strong>Historia</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> barnices para instrumentos <strong>de</strong> cuerda frotada. Estado <strong>de</strong>l <strong>arte</strong> y <strong>reflexiones</strong>. franceses <strong>de</strong> Mirecourt 58 . Entre las muchas recetas que encontramos en el tratado <strong>de</strong> Watin, es interesante una que hace referencia a este tema, en el capítulo sobre Barnices para violines y otros instrumentos musicales. Ponga en una pinta <strong>de</strong> aguardiente <strong>de</strong> vino, cuatro onzas sandáraca, dos onzas <strong>de</strong> goma laca en granos, dos onzas <strong>de</strong> almáciga en lágrimas, una onza <strong>de</strong> goma Elemí; fundir estas gomas a fuego lento, incluso <strong>de</strong>jar hervir brevemente, también incorporar dos: onzas <strong>de</strong> trementina. Un instrumento, que <strong>de</strong>be ser manejado constantemente requiere un barniz duro; por esta causa, hay que añadir una ligera dosis <strong>de</strong> lágrimas <strong>de</strong> goma laca, <strong>de</strong>bido a una mayor cantidad la haría polvo. Se aña<strong>de</strong> una cantidad menor <strong>de</strong> trementina, que se calienta en las manos, la goma Elemí la endurece, en sustitución <strong>de</strong> trementina, que se reduce la dosis 59 . Es extraño que se utilice la goma Elemí como endurecedor, siendo una resina con un alto contenido en aceites esenciales y muy blanda, usada hasta hace pocos <strong>de</strong>cenios como plastificante. A<strong>de</strong>más las resinas Elemí son poco solubles en alcohol, aunque calentándola y mezclada con <strong>los</strong> otros componentes es posible que se solubilice. Esto es un ejemplo <strong>de</strong> cómo, aunque existiera una información tecnológica acerca <strong>de</strong> las resinas y <strong>de</strong> la preparación <strong>de</strong> <strong>los</strong> barnices, <strong>los</strong> lutieres como <strong>los</strong> artistas <strong>de</strong>bían sin duda experimentar para po<strong>de</strong>r formular barnices que resultaran óptimos para sus instrumentos. Fue esta especialización empírica la que llevó a <strong>los</strong> lutieres cremoneses a crear <strong>los</strong> maravil<strong>los</strong>os barnices que hoy en día po<strong>de</strong>mos admirar. Aun así hay quien lanza la hipótesis <strong>de</strong> que en realidad existiera un único boticario que preparase el barniz que <strong>de</strong>spués era distribuido a <strong>los</strong> talleres cremoneses. Colombo 60 da dos razones en contra <strong>de</strong> esta hipótesis y otra que la reafirma. Esta hipótesis se opone a la tradición <strong>de</strong>l taller italiano, no sólo como i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> conservar el secreto, sino porque el modo <strong>de</strong> trabajo era transmitido y conservado <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l propio taller, incluso <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la propia familia. En segundo lugar la autonomía <strong>de</strong>l lutier era indispensable para su experimentación. Es probable que <strong>los</strong> lutieres adquirieran las materias primas <strong>de</strong> <strong>los</strong> mismos merca<strong>de</strong>res, pero el simple hecho <strong>de</strong> tener una receta con las cantida<strong>de</strong>s e ingredientes no es suficiente para fabricar un barniz. Sólo justifica que existiese un proveedor único el hecho <strong>de</strong> que la preparación <strong>de</strong> <strong>los</strong> barnices, como hemos visto, en algunas ocasiones es peligrosa, <strong>de</strong> modo que el lutier adquiría un barniz base que <strong>de</strong>spués era oportunamente modificado en el taller con colorante y diluyentes. La muerte <strong>de</strong>l último Guarnieri, alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> 1760, supone el final <strong>de</strong> <strong>los</strong> gran<strong>de</strong>s lutieres cremoneses, y con el<strong>los</strong> prácticamente <strong>de</strong>saparece la fabricación <strong>de</strong> instrumentos <strong>de</strong> cuerda frotada en la ciudad <strong>de</strong> Cremona. Aparentemente se conocía todo sobre la fabricación <strong>de</strong> <strong>los</strong> violines: <strong>los</strong> criterios para proyectar<strong>los</strong> y ejecutar<strong>los</strong>, se conocía la ma<strong>de</strong>ra y las herramientas; pero pronto fue claro, que no se sabía nada acerca 58 Mirecourt: localidad francesa al sur <strong>de</strong> Nancy dón<strong>de</strong> se <strong>de</strong>sarrolló la más importante escuela <strong>de</strong> lutieres francesa. 59 WATIN, J.F Op. cit. Pág. 282. 60 COLOMBO, L.: “Antiche vernici per liuteria, richerche storiche”. Turris editrice. Cremona 1997. Guadalupe Carramiñana Pellejero 24
<strong>Historia</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> barnices para instrumentos <strong>de</strong> cuerda frotada. Estado <strong>de</strong>l <strong>arte</strong> y <strong>reflexiones</strong>. <strong>de</strong> <strong>los</strong> barnices y que no había ningún documento escrito ni fuente fiable a la que acudir. Y ya entonces, a finales <strong>de</strong>l siglo XVIII, se inician las primeras investigaciones a la búsqueda <strong>de</strong>l secreto <strong>de</strong>l barniz Stradivarius. Guadalupe Carramiñana Pellejero 25