Filosofía - sisman
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La palabra ser, de acuerdo con los existencialistas contemporáneos, es un verbo<br />
transitorio; es decir, su acción pasa a los objetos. Ser significa estar presente,<br />
incluirse en el mundo, en las cosas. Existir es participar del ser, es lo mismo que<br />
estar en búsqueda de crecimiento, de objetos para unirse y desarrollarse.<br />
Ser es un verbo que implica dinamismo; el ser humano es dinamismo con el cual<br />
se involucra en un mundo y tiende siempre a la búsqueda de seres que lo<br />
complementan. Da la impresión de que la mayor insatisfacción del hombre es<br />
su propia finitud, su limitación, su pequeñez; en contraposición, posee un<br />
instinto, la tendencia fundamental al crecimiento, y de aquí su apertura, su<br />
búsqueda, su dinamismo y su crecimiento.<br />
3.4.1. Existencia y esencia de Dios.<br />
En la filosofía aristotélico-tomista, la metafísica suele constar de tres partes:<br />
crítica, ontología y teología natural. La crítica trata de los problemas<br />
fundamentales del conocimiento, es decir, su alcance y sus limitaciones; la<br />
ontología trata del ser, los trascendentales y los coprincipios del ser; y la teología<br />
natural, también llamada teodicea, trata acerca de Dios, su esencia y su<br />
existencia.<br />
El tema de Dios ha sido tratado por todos los filósofos, aún cuando no se<br />
encuentre en sus escritos un capítulo llamado Teodicea. Algunos se declaran<br />
francamente ateos, es decir, niegan la existencia de Dios, pero no por eso dejan<br />
de tratar el asunto, pues por lo menos enuncian las razones para rechazarlo.<br />
Aún cuando una persona no acepte la existencia de Dios, de todas maneras<br />
requiere un concepto acerca de él, incluso para negarla. El concepto sólo nos<br />
habla de la esencia, no de la existencia.<br />
No es posible dar una definición de Dios, dada la excelencia de sus cualidades,<br />
ya que la definición proporciona una delimitación que Dios mismo no tiene, por<br />
tanto, lo único que podemos intentar es una descripción más o menos<br />
aproximada de lo que entendemos por Dios.<br />
Cuando hablamos de Dios, por lo menos nos referimos a dos notas<br />
constitutivas: su creatividad y su finitud, por lo que podemos con estas dos<br />
palabras expresar nuestro concepto de Dios: Creador infinito. Este concepto<br />
alude, en primer lugar a un ser del cual proviene el universo entero; de esta<br />
manera la postura normal del hombre que acepta la existencia de Dios es, pues,<br />
el de criatura. La palabra padre también expresa con mucha fidelidad este modo<br />
de percibir el hombre a su creador.<br />
Muchos filósofos han elaborado argumentos racionales para probar la existencia<br />
de Dios. Son famosas las cinco vías tomistas y el argumento de San Anselmo o<br />
argumento ontológico, repetido de diversas maneras por varios autores; por<br />
desagracia, estos argumentos han mostrado su ineficacia para convencer de la<br />
existencia de Dios a las personas que inicialmente no aceptan o dudan de dicha<br />
existencia.<br />
El único modo de aceptar la existencia de Dios es a partir de una experiencia<br />
intuitiva en la cual el sujeto percibe, sin conceptos ni imágenes, el horizonte<br />
ilimitado del ser, y a sí mismo como un ente limitado que procede de ese<br />
horizonte ilimitado.<br />
Así pues, la existencia de Dios puede ser captada por medio de la experiencia<br />
trascendental, siendo éste el modo normal para afirmar y sostener su existencia<br />
Planteamientos filosóficos sobre el ser humano.<br />
Fig. 13. El tema de Dios ha sido<br />
por mucho tiempo, el centro de<br />
discusión de muchos filósofos.<br />
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