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La Consfitución dd 4io Doce<br />
1333<br />
—;Tarnpoco usted está at tanto, mi señor D. Martin Cabrera?<br />
D. Martin nada respondió a la pregunta anterior hecha por don<br />
Buenaventura.<br />
La razón era sencilla: desde ci dia aquel en que, con mnotivo del<br />
nombrarniento de electores para ci Ayuntarniento, D. Sóstenes sorprendió<br />
a D. Martin en ci café de la Cruz de Malta, perorando en<br />
sentido insurgente, ci suegro habia prohibido at yerno tomar La<br />
palabW sin su expreso permiso. Solo después que hubo jurado<br />
acatar religiosamente esta orden rccobró D. Martin su tranquilidad,<br />
pues D. Sóstenes juró a su vez no desheredarie. D.' Beatriz<br />
quiso a su mancra garantizar a su marido contra nuevas tentaciones<br />
y obiig3 a D. Martin a hacer una tanda de ejercicios espirituales,<br />
y de ellos saud nuestro hombre rnás suave que un guante y<br />
más blando que la cera.<br />
—I-labia, hijo mb. habla; to consiento,—le dijo D. SOstenes con<br />
paternal ternura.<br />
—Pues, con lermiso de usted, padre mb, dir6 que rnuy bien<br />
pudiera suceder que si S. E. Se ha dignado sacar at Sr. Calieja del<br />
poivo del olvido, puede ser muy bien que to haya becho..<br />
—Por qué?—preguntó impaciente D. Buenaventura at ver que<br />
D. Martin se detenIa.<br />
—Porquc Ia situación actual .sólo puede afrontarse con buenos y<br />
expertos rniiitares.<br />
— jJ3ravisirno—grit6 D. Buenaventura palmoteando con ci rnás<br />
grande entusiasmo: y después añadió dirigiéndose a D. Sóstenes:<br />
—Entre las cosas admirabies que aparte de su fortuna ha hecho usted,<br />
mi señor de Pantoja, ha sido, y es tal vez la principal, la dec.<br />
Cuni de mi señor D. Martin Cabrera para yerno: es mi señor don<br />
Martin to que puede lianiarse un hombre de talento.<br />
D. SOstcnes que, como sabemos, estaba siempre dispuesto a<br />
ernocloflarse Se regociió con este elogio, y poniéndose en pie<br />
abraz0 con efusión a su verno.<br />
D. Martin tienc muchisima razOn,—continuO diciendo D. Bue-<br />
fl V nt ura,5. .—_ E. debe haberse convencido de que la Nueva Espana -<br />
1nina a su compieta pérdida si no se acude a encomendar su remed10<br />
y Su defensa a miijtares como D. Felix Maria Caileja: mienas<br />
Se Ic ha tenido postergado, la insurreccidn ha tornado creces<br />
flereibles, y ci cura Morelos nos ha puesto las peras a veinticiflCo.