ANO DOCE

La Constifuciôu del ,lüo Doce 1253
dejar la casa do nuestra heroIna hasta quo hubo desaparecido ci
peligro quo tanto alarmó a la buena criada de la dama.
En cuanto pudo hacerlo, buscó on su casa a D. Joaquin, y por
fortuna Jo encontró.
—Bien vcnido, señor semi-padrc,—dijo Lizardi, saludándoie con
buen humor.
—Dios sea contigo.
—Y contigo tarnbién, mi buen Anastasio, pues quizáS más quo
yo Jo neccsites.
—Por qué Jo crecs?
—Porque un joven novicio que, comb tü, se pierde durante dos
dias, de modo y manera quo es imposibic descubrir su paradero,
da lugar a suponer quo no sabe muy bleD resistir a las famosas tentacioncs
dc quc San Antonio fué vIctima.
—Cuán distante cstás de la verdadi
—Quiere decir tu negativa, quo to importa guarciar secrcto; bien,
no insisto, y paso A decirte algo do mucha irnportancia.
—Habla pues.
—;Vamnos a toner una absoluta libertad de imprenta, amigo miot
—exclarnó D. Joaquin, con franco rcgOCiJO.
—Sie?npre con la niisma mania de buscar el pcligro, porque, Jo
do), por clerto, vas a escribir y publicar algün papcl.
—Lo has acertado, y se titLllará El Pensador Mexicczno.
—jPobre amigo mb!
—Qu6 to inspira esa compasion hacia mI?
-ru demencia.
— Dcmnencja es ci amar a mi patr1a
No, sino el creer en la buena fc de nfl enemigO politico.
Comprendo; como vo, imaginas quo esta libertad do imprcnta
Clue las Cortes espanolas imponen al virey contra la voluntad
de 65te y do la casj totaljdad do los altos dignatarios civiles y edo-
SIStJc, Va a ser ilusoria o servir quizás para descubrir ii los enetfllgos
do la admjnjstracjón colonial.
-Si, Joaquin, si, no Jo dudes; csa libertad es imposible entre
!lOSotros
Por qué?
–Porque nuestro pueblo no estã acosturobrado a la libcrtad, y do
todo alucilo quo no s ha ejercitado Y Cs hueno, se abusa por una