Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
i i La Consiilución del Aüo Doce 1313<br />
• XVIII<br />
Aunque sin tantos detalles como acabo do dar, adelantando<br />
algunos dias at relato, Ia corte vireinal tuvo noticia do los graves<br />
sucesos de Oaxaca y dcparó vIctimas a su cólera la suspensiótl de<br />
la libertad do irnprenta. Durante los sesenta y seis dias que aquefla<br />
Iibertadluró, el Gobierno pudo conocer, rnerccd la imprudencia<br />
de los escritores, quines eran sus principales enemigoS en Ia capital,<br />
y sobre ellos cayó implacable su venganza.<br />
Pero an todo pensó Lizardi inenos an el riesgo qua corria, riesgo<br />
tanto mayor cuanto qua su artIculo del Pensador del dIa 5, fu6 el<br />
verdadero pretexto qua para sus manifestaciones de enojo encontró<br />
at virev.<br />
Mas, lo repito, Lizardi olvidó su riesgo propio para no acordarse<br />
sino del qua su adorada Remedios corrIa.<br />
—Por fortuna,—habIa dicho D. Alvaro a Lizardi y Ochoa,—el<br />
principal enernigo de mi hija ha desaparecido, ha muerto quizás.<br />
—Quién fué dl?—preguntó Lizardi.<br />
—Un hombre de ingenio y práctica an ci mal, un sacristán nornbrado<br />
Francisco, antiguo jefe do bandoleros an la isla de Cuba, an<br />
la cual so Ic conocla por el apodo de el capitán Centellas.<br />
—;Que ha sido de ese hombre?<br />
—Cdmplice desde hace algun tiempo an todos mis crImenes,<br />
salió hace algun tiempo an persccucidn de mi compatriota don<br />
Pedro Lafuente, quo se retiraha a Espafia con una gran fortuna quo<br />
habia excitado nuestra ambición. Tango noticia de quo Lafuente<br />
logró embarcarse an Veracruz, y esto y ci no haber regresado<br />
Centellas me hace esperar qua ci sacristán Francisco haya sido<br />
!nuerto al intentar un golpe de mano.<br />
—Sin embargo, no Ic consta a usted qua asi haya sucedido.<br />
—Desgraciadamente no, y esto as lo qua me espanta, porque<br />
ese miserable as temible.<br />
Yo me encargo de dl,—dijo Ochoa.<br />
— Acaso Ic conoce usted?—preguntó D. Alvaro.<br />
—No Ic coflOzco, pero me hatari saber la iglesia en quo sirve<br />
de sacrjstán<br />
TOMO I