ANO DOCE

La Constü:cic,i del Aio Doce
pensarlo nos respondIamos: c pues, quicn sabe, Dios dirái, y
eguiamos luchando y dejábamos para mañana ci pensar en mañana.
Esta y no otra ha sido la causa de nuestras interminables luchas
civiles: éramos un pueblo niño, no sablamos teneriios en pie, ni
nuestras piernas tenlan fuerza para ello; pero qucrIamos andar, y
nos sucedi6 lo quo a los niños abandonados a si mismos: hemos
liegado a la juventud recibiendo golpes on todas partes, cubierto
de cicatrices ci cuerpo y con todas nuestras heridas mat curadas.
Pero, qué nos importa? 4ya mejorarán esto nuestros nictos> ,—nos
declamos, y continuábamos echando lena a aquella hoguera quo
ardia con fuego espantoso.—Si, ci gobierno colonial se hundIa por
si rnismo; era una momia quo, contra la costurnhre de las momias,
habia entrado on descomposición. Dios hahia pasado sobre ella
• pronunciando sus terribics palabras: 'y en polvo to convertirás, y
en polvo se convertla sin quo irnpedirlo pudiesen los realistas ni
apresurarlo los insurgentes: por cso duró tanto como duró nuestra
lucha, y por eso parecia unas vcces quo todo habia acabado, y las
otras se levantaba ci caido con nuevas y mIs terribles fuerzas. En
resultado, ni los realistas sabian dcfenderse ii nosotros atacar; por
eso nunca tuvimos plan, ni los unos nos ayu&ibarnos a los otros.
Nuestro grande hombre, nuestro hombre sin rival entre nosotros, y
con solo iguales entre los extranos, nuestro DON JosÉ MARtA MO.
RELOS, en tin, pudo haber hecho por sI solo nuestra independencia,
y Si no Ia hizo, fué porque los demas insurgentes no se la dejaron
hacer: la fatalidad le fué privando poco zt poco de sus criaturas, de
todos aquellos heroes quo él hizo brotar v quo fueron como los
SatIitcs del astro grandioso de su alma, y cuando esto sucedió, la
pequenez de los demds se sobrcpuso a su grandeza, y a él dejaron
rnorir y ehos se acogieron al induito.
Pero no querarnos adelantarnos a los sucesos, y enterérnonos de
la siguiente carta que sin firma se encuentra on copia cntre los papeles
de mi padre.
No he podido, por más quo he hecho, averiguar quin fud su
autor; pero personas entendidas a ]as cuales he consultado, supo
llcn que ci original estuvo escrito por D. Lucas Alamdn: posible
es, pues la carta procedia de España, y en ella estaba por aquellos
dias D. Lucas, r de sus noticias hizo uso, y casi con las misrnas
Palabras, on la hjstorja quo escribió ruás tarde. Dice ast: