ANO DOCE

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visto y aun seguimos viendo, que la adulacióii y ci servilismo no
olvidan felicitar en su santo al gobernante, no parccerá extraüo
que en aquella atrasada época, otro tanto se hiciese dc lo nnsrno.
Entre las distintas corporaciones que acudieron a felicitar al
virey en su palacio, se le ocurrió presentarse at grupo de los nuevos
electores.
Venegas, que en clios veIa una reunion legal de enemios de
España, y Ia causa y motivo de las manifestaciones tumultuarias
de los dlas anteriores, los recibió con desabriniiento y patentes
reservas, sin cuidarse de si podrIa disgustarles y ofenderics, corno
asI sucediO en efecto.
La noticia corriO en breve por la ciudad, y europeos y ;imcricanos
la comentaron con palabras en que respectivamente unos
a los otros se ofendieron.
Dc los elcctores fué, quien menos gala de prudencia hi:;-,
la parroquia de Acatlán D. Francisco Galicia, antiguo gobcrnador
de la parcialidad de indios de San Juan.
Galicia anduvo enseñando zi cuantos Ia quisieron ver, una carta
dirigida a D. Ignacio RayOn en Ia que Ic referia los incidcntcs de
Ia elección des6gurándolos con mil incxactas especies, cornu por
ejemplo, las dc que ci pueblo habla acianiado abiertamente a Ia
Junta y pedido 12 muerte de los espafloles: afladió que contaba COP
catorce mil indios insurgentes dentro de la capital con los cuales
no se habIa echado sobre Venegas por tenerlos desarmados: pero
que si RayOn queria con sus ejércitos acercarse a Ia ciudad, éJ, al
frente de sus indios, se presentarla al virey haciéndole creer que
era amigo suyo y pidiéndolc armas para defenderle, logrado lo
cual, ]as volveria contra los espanoles abriendo a la Junta lag
puertas de la capital.
No crean mis lectores que es dicha carta una suposiciOn mia:
existiO realmente, y Rayon la recibió y comunicO a Verdusco y la
encontraron los realistas en ci equipaje de este Oltimo en una de
las derrotas que con repeticiOn extrafla sufriO ci bueno y no afor
tunado Doctor.
Pero no fué D. Francisco Galicia quien proporcionO a Veneg35.
el suspirado pretexto para dar un golpe terrible a Ia libertad, aCOt
dada por Ia Constitución. Cü pole esta rnalandanza I D. Joaquin
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