El Cielo y el Infierno
El Cielo y el Infierno
El Cielo y el Infierno
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
<strong>El</strong> <strong>Ci<strong>el</strong>o</strong> y <strong>el</strong> <strong>Infierno</strong> o la Justicia Divina según <strong>el</strong> Espiritismo - Allan Kardec<br />
la alta sociedad por sus cualidades de hombre de mundo. Sin haber hecho mal, no había hecho bien.<br />
Murió a consecuencia de la caída de su carruaje en <strong>el</strong> paseo. Evocado algunos días después de su<br />
muerte por un médium que le conocía indirectamente, dio sucesivamente las comunicaciones<br />
siguientes:<br />
8 de marzo de 1863. “Estoy apenas separado de mi cuerpo, así es que difícilmente puedo<br />
hablaros. La terrible caída que ha hecho morir a mi cuerpo pone a mi espíritu en gran perturbación.<br />
Temo por lo que va a ser de mí, y esta incertidumbre es cru<strong>el</strong>. <strong>El</strong> horrible sufrimiento que mi cuerpo<br />
ha experimentado no es nada, comparándolo a la turbación en que estoy. Orad para que Dios me<br />
perdone. ¡Oh, qué dolor! ¡Oh, gracias, Dios mío! ¡Qué dolor! Adiós.”<br />
18 de marzo. “Yo vine a vos pero no pude hablaros sino muy difícilmente. Aun en este<br />
momento no puedo comunicarme sino con trabajo. Sois <strong>el</strong> único médium a quien puedo pedir<br />
oraciones para que la bondad de Dios me saque de la turbación en que estoy. ¿Por qué sufro aún,<br />
cuando mi cuerpo no sufre? ¿Por qué este dolor horrible, esta terrible angustia, existe siempre?<br />
¡Orad, oh, orad para que Dios me conceda <strong>el</strong> reposo!... ¡Oh, qué cru<strong>el</strong> incertidumbre! Estoy aún<br />
adherido a mi cuerpo. Difícilmente veo en dónde puedo estar. Mi cuerpo está allá..., ¿y por qué<br />
estoy allí siempre? Venid a orar sobre él, para que pueda separarme de esta opresión cru<strong>el</strong>. Dios<br />
tendrá a bien perdonarme. Así lo espero. Veo los espíritus que están cerca de vos y por <strong>el</strong>los puedo<br />
hablaros. Orad por mí.”<br />
6 de abril. “Soy yo que vengo a vos para pediros oréis por mí. Sería preciso que vinierais al<br />
lugar donde yace mi cuerpo, a rogar al Todopoderoso para que calme mis sufrimientos. ¡Sufro!<br />
¡Oh,<br />
sufro! Id a ese lugar, es necesario, y dirigid al Señor una plegaria para que me conceda <strong>el</strong> perdón.<br />
Veo que podré estar más tranquilo. Pero vu<strong>el</strong>vo sin cesar hacia <strong>el</strong> paraje donde se ha colocado lo<br />
que ha sido mi yo.”<br />
<strong>El</strong> médium, no dándose cuenta de la insistencia d<strong>el</strong> espíritu que le pedía fuese a orar sobre su tumba,<br />
había descuidado hacerlo. Sin embargo, fue a <strong>el</strong>la más tarde, y recibió la comunicación siguiente:<br />
11 de mayo. “Os esperaba. Aguardaba <strong>el</strong> momento en que vendríais al lugar donde mi<br />
espíritu parece enclavado en su envoltura, a implorar al Dios de las misericordias para que su<br />
bondad calme mis sufrimientos. Podéis hacerme bien con vuestras oraciones. No os canséis, os lo<br />
suplico. Veo cuán opuesta ha sido mi vida a lo que debía ser, veo las faltas que he cometido. He<br />
sido un ser inútil en <strong>el</strong> mundo. No he hecho ningún buen empleo de mis facultades, mi fortuna no<br />
ha servido sino para satisfacer mis pasiones, mis gustos, mi lujo y mi vanidad, no he pensado más<br />
que en los goces d<strong>el</strong> cuerpo y no en mi alma. ¿Descenderá sobre mí la misericordia de Dios, pobre<br />
espíritu que sufro aún por mis faltas terrestres? Rogad para que me perdone, y para que sea librado<br />
de los dolores que siento aún. Os doy gracias por haber venido a orar por mí.”<br />
8 de junio. “Puedo hablaros, y doy gracias a Dios por haberlo permitido. He visto mis faltas<br />
y espero que Dios me perdonara. Seguid siempre vuestro camino según la creencia que os anima,<br />
porque os reserva para más ad<strong>el</strong>ante un descanso que no tengo todavía. Gracias por vuestras<br />
oraciones. Hasta la vista.”<br />
La insistencia d<strong>el</strong> espíritu en que fuese a orar sobre su tumba es una particularidad notable,<br />
pero que tiene su razón de ser, si se considera cuán tenaces eran los lazos que le retenían a su<br />
cuerpo, y cuán larga y difícil era la separación, a consecuencia de la materialidad de su existencia.<br />
Se comprende que, acercándose al cuerpo, la oración podía ejercer una especie de acción magnética<br />
más poderosa para ayudar al desprendimiento. <strong>El</strong> uso casi general de orar junto al cuerpo de los<br />
difuntos, ¿no provendría de la intuición inconsciente que se tiene de este efecto? La eficacia de la<br />
Página 138