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El Cielo y el Infierno

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<strong>El</strong> <strong>Ci<strong>el</strong>o</strong> y <strong>el</strong> <strong>Infierno</strong> o la Justicia Divina según <strong>el</strong> Espiritismo - Allan Kardec<br />

almas caritativas para ayudarnos a soportar la carga de nuestras faltas pasadas.<br />

Persevera también tú, y como yo, serás recompensado. Te doy las gracias por tus buenas<br />

oraciones y por <strong>el</strong> servicio que me has prestado. No lo olvidaré jamás. Otro día nos volveremos a<br />

ver y sabrás muchas cuestiones que por ahora te sería superfluo saberlas. Basta que sepas que te soy<br />

adicta d<strong>el</strong> todo, y que estaré siempre cerca de ti cuando tengas necesidad de mí para aliviar al que<br />

sufre.<br />

La pobre buena mujer Juliana-María<br />

Habiéndose evocado en la Sociedad de París <strong>el</strong> 10 de junio de 1864, <strong>el</strong> espíritu de Juliana-María dictó, la<br />

comunicación siguiente:<br />

“Gracias por haber tenido la bondad dc admitirme en vuestro centro, querido presidente.<br />

Habéis conocido que mis existencias anteriores eran más <strong>el</strong>evadas como posición social. Si vine a<br />

sufrir esta prueba de la pobreza fue para castigarme de un vano orgullo, que me había hecho<br />

rechazar al que era pobre y miserable. Entonces sufrí esta ley justa d<strong>el</strong> Talión que me hizo la más<br />

horrible mendiga de esta comarca, y para probarme la bondad de Dios, no era rechazada de todos,<br />

como yo temía. También he soportado mi prueba sin murmurar, presintiendo una vida mejor de<br />

donde no debía volver a esta Tierra de destierro y de calamidad.<br />

“¡Qué f<strong>el</strong>icidad <strong>el</strong> día en que nuestra alma, joven todavía, pueda entrar en la vida espiritual<br />

para volver a ver los seres que ama!, porque yo también he amado, y soy dichosa en haber vu<strong>el</strong>to a<br />

encontrar a los que me han precedido. Gracias al bueno M.A... que me abrió la puerta d<strong>el</strong><br />

reconocimiento. Sin su mediumnidad no podría darle las gracias, probarle que mi alma no olvida las<br />

dichosas influencias de su buen corazón y recomendarle propague su divina creencia. Está llamado<br />

a conducir almas extraviadas, que esté bien persuadido de mi apoyo. Si puedo le volveré <strong>el</strong> céntuplo<br />

de lo que me ha dado instruyéndome en la vía que seguís. Dad gracias al Señor por haber permitido<br />

que los espíritus pudiesen daros instrucciones para alentar al pobre en sus penas, y detener al rico<br />

en su orgullo. Sabed comprender la vergüenza que hay en rechazar un desgraciado. Que yo os sirva<br />

de ejemplo, a fin de evitar <strong>el</strong> ir como yo a expiar vuestras faltas en esas dolorosas posiciones<br />

sociales que os colocan tan bajo, y hacen de vosotros la escoria de la sociedad.<br />

Juliana-María<br />

Habiéndose transmitido esta comunicación a M.A..., fue confirmada por la que obtuvo por su parte, que es<br />

la que sigue:<br />

P. Mi buena Juliana-María, puesto que tenéis a bien ayudarme con vuestros buenos consejos<br />

a fin de hacerme progresar en la vía de nuestra divina doctrina, ¿queréis comunicaros conmigo para<br />

aprovecharme de vuestras enseñanzas?<br />

R. Acuérdate de la recomendación que voy a hacerte, y no te apartes jamás de <strong>el</strong>la. Sé<br />

siempre caritativo en la medida de tus recursos. Tú comprendes lo bastante la caridad tal como se<br />

debe practicar en todas las posiciones de la vida terrestre. No tengo necesidad de venir a darte una<br />

enseñanza sobre este objeto. Tú mismo serás <strong>el</strong> mejor juez, siguiendo, no obstante, la voz de la<br />

conciencia que no te engañará jamás, cuando la escuches sinceramente.<br />

No te engaño sobre las misiones que debes cumplir. Pequeños y grandes tienen la suya. La<br />

mía ha sido penosa, pero merecía semejante castigo por mis existencias precedentes, como he ido a<br />

manifestarlo al buen presidente de la Sociedad madre de París, a la cual os reuniréis todos un día.<br />

Este día no está tan distante como piensas. <strong>El</strong> Espiritismo marcha a paso de gigante, a pesar de todo<br />

lo que se hace para ponerle trabas. Marchad, pues, todos sin temor, adeptos a la doctrina, y vuestros<br />

esfuerzos serán coronados con <strong>el</strong> triunfo. ¡Que os importa lo que se diga de vosotros! Haceos<br />

superiores a la crítica insolente que recaerá sobre los adversarios d<strong>el</strong> Espiritismo.<br />

Página 205

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