02.05.2014 Views

El Cielo y el Infierno

El Cielo y el Infierno

El Cielo y el Infierno

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>El</strong> <strong>Ci<strong>el</strong>o</strong> y <strong>el</strong> <strong>Infierno</strong> o la Justicia Divina según <strong>el</strong> Espiritismo - Allan Kardec<br />

este sitio esta noche. 1 Asimismo debo deciros algunas palabras d<strong>el</strong> progreso de vuestra doctrina.<br />

Debe ayudar en su misión a aqu<strong>el</strong>los que se encarnen entre vosotros para aprender a sufrir. <strong>El</strong><br />

Espiritismo será la mira indicadora. Tendrán <strong>el</strong> ejemplo y la voz, entonces se cambiarán los<br />

lamentos en gritos de alegría y en lágrimas de gozo.”<br />

1. San Agustín, por <strong>el</strong> médium, <strong>el</strong> cual se comunica a menudo a la Sociedad.<br />

P. ¿Parece, según lo que acabáis de manifestarnos, que vuestros sufrimientos no eran<br />

expiación de faltas anteriores?<br />

R. No eran una expiación directa, pero estad seguros de que todo dolor tiene su causa justa.<br />

<strong>El</strong> que habéis conocido tan miserable fue hermoso, grande, rico y lisonjeado, tuvo aduladores y<br />

cortesanos, fue vano y orgulloso. En otro tiempo fui muy culpable. He renegado de Dios y hacía mal<br />

a mi prójimo, pero lo he expiado cru<strong>el</strong>mente, primero en <strong>el</strong> mundo de los espíritus, y después en la<br />

Tierra. Yo he sufrido durante algunos años solamente en esta última y corta existencia, aqu<strong>el</strong>lo que<br />

se puede sufrir en toda una existencia completa hasta la extrema vejez. Por mi arrepentimiento he<br />

encontrado gracia ante <strong>el</strong> Señor, que se ha dignado confiarme muchas misiones, de las cuales la<br />

última os es conocida. La he solicitado para acabar mi depuración.<br />

Adiós, amigos míos, volveré algunas veces entre vosotros. Mi misión es consolar, no<br />

instruir, pero hay muchos aquí cuyas heridas están ocultas, que se regocijan con mi venida.<br />

Marc<strong>el</strong>o<br />

Instrucción d<strong>el</strong> guía d<strong>el</strong> médium:<br />

¡Pobre ser en sufrimiento, miserable, y ulceroso y deforme! ¡Cuántos gemidos hacía oír en<br />

<strong>el</strong> asilo de la miseria y de las lágrimas! Y a pesar de su niñez, ¡cuán resignado estaba, y cómo su<br />

alma comprendía ya <strong>el</strong> fin de los sufrimientos. ¡Conocía que más allá de la tumba le esperaba una<br />

recompensa por tantos lamentos ahogados! ¡Así como rogaba por aqu<strong>el</strong>los que no tenían, como él,<br />

valor para soportar sus males, rogaba también particularmente por los que dirigían al ci<strong>el</strong>o<br />

blasfemias en lugar de oraciones!<br />

Si la agonía fue larga, la hora de la muerte fue terrible. Sin duda se retorcían los miembros<br />

convulsos y mostraban a los asistentes un cuerpo deforme, reb<strong>el</strong>ándose contra la muerte. Era<br />

aqu<strong>el</strong>la la ley de la carne que quiere vivir cuanto puede, mas un áng<strong>el</strong> se cernía encima d<strong>el</strong> lecho d<strong>el</strong><br />

moribundo y cicatrizaba su corazón. Después se llevó sobre sus blancas alas aqu<strong>el</strong>la alma tan<br />

hermosa que se escapaba d<strong>el</strong> cuerpo pronunciando estas palabras: ¡Gloria a vos, oh, Dios mío!<br />

Y esta alma, <strong>el</strong>evada hacia <strong>el</strong> Omnipotente, exclamó venturosa: Heme aquí, Señor, me<br />

habéis dado por misión la de aprender a sufrir: ¿He soportado dignamente la prueba?<br />

Y ahora <strong>el</strong> espíritu d<strong>el</strong> pobre niño ha tomado sus proporciones. Corre <strong>el</strong> espacio yendo al<br />

débil y al pequeño y diciendo a todos: esperanza y valor. Desprendido de toda materia y sin<br />

mancha, está ahí cerca de vosotros.<br />

Os habla, no con su voz lacerada y doliente, sino con varoniles acentos.<br />

Os ha referido: “Los que me han visto han mirado al niño que no murmuraba, logrando por su<br />

ejemplo tener calma para sus males, y sus corazones se han afirmado en la dulce confianza en Dios.<br />

He ahí <strong>el</strong> fin de mi corto tránsito en la Tierra.”<br />

San Agustín<br />

Szym<strong>el</strong> Slizgol<br />

Éste era un pobre isra<strong>el</strong>ita de Vilna, muerto en mayo de 1865. Con una gran úlcera en la<br />

mano había mendigado durante treinta años. Por todas partes, en la ciudad, era conocido por su<br />

Página 200

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!