El Cielo y el Infierno
El Cielo y el Infierno
El Cielo y el Infierno
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>El</strong> <strong>Ci<strong>el</strong>o</strong> y <strong>el</strong> <strong>Infierno</strong> o la Justicia Divina según <strong>el</strong> Espiritismo - Allan Kardec<br />
12. ¿Cómo es que <strong>el</strong> pensamiento d<strong>el</strong> porvenir no os ha hecho renunciar a vuestro proyecto?<br />
R. No creía en él, estaba sin esperanza. <strong>El</strong> porvenir es la esperanza.<br />
13. ¿Qué reflexiones habéis hecho en <strong>el</strong> momento en que habéis sentido que la vida se os<br />
extinguía?<br />
R. No he reflexionado, he sentido..., pero mi vida no se ha extinguido..., mi alma está ligada<br />
a mi cuerpo... Siento los gusanos que me roen.<br />
14. ¿Qué sensación habéis tenido en <strong>el</strong> momento en que la muerte se ha consumado?<br />
R. ¿Se ha consumado efectivamente?<br />
15. <strong>El</strong> momento en que la vida se os extinguía, ¿ha sido doloroso?<br />
R. Menos doloroso que después. Sólo <strong>el</strong> cuerpo ha sufrido.<br />
Al espíritu de san Luis:<br />
16. ¿Qué entiende <strong>el</strong> espíritu, diciendo que <strong>el</strong> momento de la muerte ha sido menos doloroso<br />
que después?<br />
R. <strong>El</strong> espíritu se descargaba de un peso que le abrumaba, sentía la voluptuosidad d<strong>el</strong> dolor.<br />
17. ¿Este estado es siempre la consecuencia d<strong>el</strong> suicidio?<br />
R. Sí, <strong>el</strong> espíritu d<strong>el</strong> suicida está ligado a su cuerpo hasta <strong>el</strong> término de su vida. La muerte<br />
natural es la emancipación de la vida, en tanto que <strong>el</strong> suicida la rompe por completo.<br />
18. ¿Este estado es <strong>el</strong> mismo en cualquier muerte accidental independiente de la voluntad, y<br />
que abrevia la duración natural de la vida?<br />
R. No... ¿Qué entendéis por suicidio? <strong>El</strong> espíritu no es culpable sino de sus obras.<br />
Esta duda de la muerte es muy común en las personas fallecidas de poco tiempo, y sobre todo en<br />
aqu<strong>el</strong>los que durante su vida no han <strong>el</strong>evado su alma sobre la materia. Es un fenómeno raro, desde luego, pero<br />
que se explica muy naturalmente.<br />
Si a un individuo puesto en sonambulismo por vez primera se le pregunta si duerme, responde casi<br />
siempre no, y su respuesta es lógica. <strong>El</strong> interrogador es <strong>el</strong> que hace mal la pregunta, sirviéndose de un término<br />
impropio. La idea d<strong>el</strong> sueño, en nuestro lenguaje usual. está ligada a la suspensión de todas nuestras facultades<br />
sensitivas, pero <strong>el</strong> sonámbulo que piensa, que ve, que siente, y que tiene conciencia de su libertad moral, no cree<br />
dormir, y, en efecto, no duerme en la acepción vulgar de la palabra. Por esto responde no, hasta que esté<br />
familiarizado con esta nueva manera de entender <strong>el</strong> hecho.<br />
Lo mismo sucede en <strong>el</strong> hombre que acaba de morir. Para él la muerte es <strong>el</strong> aniquilamiento d<strong>el</strong> ser, pero,<br />
como <strong>el</strong> sonámbulo, ve, siente, habla. Luego para él no está muerto, y lo afirma hasta que haya adquirido la<br />
intuición de su nuevo estado.<br />
Esta ilusión es siempre más o menos penosa, porque nunca es completa y deja al espíritu cierta<br />
ansiedad. En <strong>el</strong> expresado ejemplo, es un verdadero suplicio por la sensación de los gusanos que roen <strong>el</strong> cuerpo,<br />
y por su duración, que debe ser la que habría tenido la vida de este hombre si no la hubiera abreviado. Este<br />
estado es frecuente en los suicidas, pero no se presenta siempre en condiciones idénticas. Varía, sobre todo en<br />
duración, en intensidad, según las circunstancias agravantes o atenuantes de la falta. La sensación de los<br />
gusanos y de la descomposición d<strong>el</strong> cuerpo no es tampoco especial de los suicidas. Es frecuente en aqu<strong>el</strong>los que<br />
han vivido más de la vida material que de la vida espiritual. En principio no hay falta inmune, pero no hay regla<br />
uniforme y absoluta en <strong>el</strong> modo y forma d<strong>el</strong> castigo.<br />
<strong>El</strong> padre y <strong>el</strong> quinto<br />
Al principio de la guerra de Italia, en 1859, un negociante de París, padre de familia, que<br />
disfrutaba de la estimación general de todos sus vecinos, tenía un hijo que tenía que ser soldado.<br />
Encontrándose, por su posición , en la imposibilidad de librarle d<strong>el</strong> servicio, tuvo la idea de<br />
suicidarse a fin de eximirle como hijo único de viuda. Fue evocado un año después en la Sociedad<br />
Página 154