32ª SESION (C.SS.).p65 - Poder Legislativo
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5 de agosto de 2008<br />
CAMARA DE SENADORES<br />
C.S.-407<br />
Solicito que la versión taquigráfica de mis palabras se<br />
remita al Ateneo de Montevideo y al Ministerio de Educación<br />
y Cultura.<br />
SEÑOR PRESIDENTE.- Se va a votar el trámite solicitado.<br />
(Se vota:)<br />
-20 en 20. Afirmativa. UNANIMIDAD.<br />
9) DOCTORA ALBA ROBALLO. CENTENARIO DE<br />
SU NACIMIENTO<br />
SEÑOR PRESIDENTE.- Continuando con la media hora<br />
previa, tiene la palabra la señora Senadora Percovich.<br />
SEÑORA PERCOVICH.- Señor Presidente: este Parlamento<br />
le ha hecho múltiples homenajes a la doctora Alba<br />
Roballo, sobre todo, con motivo de su fallecimiento, pero en<br />
el día de ayer, 4 de agosto -fecha coquetamente ocultada por<br />
la doctora Roballo- se cumplieron 100 años de su nacimiento.<br />
Por esa razón, en esta media hora previa, en recuerdo de<br />
esa querida mujer, queremos rendir un homenaje sentido.<br />
En un pasaje bien interesante del prólogo de uno de<br />
sus libros -que leímos cuando se puso el nombre de Alba<br />
Roballo a una de las salas del Edificio Anexo del Palacio<br />
<strong>Legislativo</strong>- se dice que ella nació en Isla Cabellos, en la<br />
primera década del siglo, hija de una heroica maestra rural,<br />
como tenían que serlo aún más que hoy las de aquellos<br />
tiempos. Una entre ocho hermanos, Alba conoció desde la<br />
infancia la espantosa realidad que define el mote de “pueblo<br />
de ratas”, pueblo que después llevó el nombre de su querido<br />
“Baltasar Brum”. Y se lleva esta visión para su vida, para<br />
siempre, como herida incurable en su costado. Allí hunde<br />
raíces su conciencia social, su entrega cívica, su verbo<br />
literario y buena parte de su temática poética. Nacida en la<br />
confluencia de tres latifundios, no sólo conoció en su<br />
infancia el pueblito misérrimo, sino campo agreste, montes,<br />
cachimbas, cerros, flora y fauna, soledades totales donde el<br />
hombre es apenas un accidente cordial y a veces un peligro.<br />
Este será siempre el paisaje fiel de sus poemas y de todo<br />
aquello que escribe ya en la capital, porque tuvo que venir<br />
a Montevideo, como tantos otros. Incluso, en algunos de<br />
sus escritos decía: “hace mil años que partí una tarde”.<br />
Educadora, Diputada, Senadora, Ministra, integrante<br />
del Consejo Municipal de Montevideo, conquistó el voto<br />
de los sectores con mayores carencias de la capital. Su decir<br />
fue perfecto, con cadencias casi musicales, animadas de<br />
pasión y con una riqueza expresiva que no ocultaba su<br />
vocación poética.<br />
Tuve la oportunidad de grabar con ella una vez, en una<br />
radio, en la salida democrática, y en aquella oportunidad los<br />
operadores de la radio se maravillaban de la forma de<br />
modular y de decir de Alba.<br />
A pesar de la dureza de la vida política que le tocó<br />
transitar, nunca dejó de escribir y nos legó poesías, memorias<br />
y maravillosos relatos.<br />
Tuvimos el honor de intercambiar con ella varias charlas<br />
y en la medida en que hablábamos de las dificultades de las<br />
mujeres para incorporarse a la vida política, Alba siempre<br />
nos decía: “nunca lloren frente a los hombres; hay que<br />
cargar el hijo bajo el brazo y salir a militar”. Creo que esa fue<br />
su vida: dar batallas en un mundo masculino, que muchas<br />
veces la juzgó con dureza o en forma peyorativa por las<br />
características populares de su electorado negro y con<br />
tamboriles. Hoy muchos envidiarían ese perfil democrático<br />
de la trascendencia política de esta dirigente femenina que<br />
nos dejó su preocupación por la causa de los sectores más<br />
vulnerables y por la defensa de los derechos humanos.<br />
Esperamos tener pronto su imagen en la Sala que hoy<br />
lleva su nombre en el Edificio Anexo; la imagen de Alba<br />
batallando en este mundo de hombres.<br />
De las escasas Legisladoras que hoy ocupamos bancas,<br />
Alba merece el agradecimiento por no haber cejado nunca<br />
en esa lucha que nos abrió espacios a las que vinimos<br />
después. Alba, señor Presidente, forma parte de la memoria<br />
viva, de la dignidad política de una mujer que hizo política<br />
con mayúscula y así la recordamos.<br />
SEÑORA XAVIER.- Pido la palabra para referirme al<br />
mismo tema.<br />
SEÑOR PRESIDENTE.- Tiene la palabra la Senadora<br />
Xavier.<br />
SEÑORA XAVIER.- Señor Presidente: agradecemos a la<br />
familia de la doctora Roballo y a los amigos por estar<br />
presentes en este momento que nos llena de emoción y nos<br />
conmueve porque, como decía la señora Senadora Percovich,<br />
Alba nace nuevamente entre nosotros estando permanentemente<br />
como un duende persistente en los mármoles de<br />
este Palacio.<br />
Las mujeres parlamentarias, políticas, pero también las<br />
artistas, estamos realizando un homenaje a Alba en estos<br />
100 años de su nacimiento, leyendo y releyendo sus poemas<br />
y recordando sus luchas políticas incansables.<br />
Paso a paso se va construyendo lo que pretendemos, es<br />
decir, una equidad de género, además de otras equidades<br />
que desvelan nuestro trabajo político. En ese sentido, tenemos<br />
un recuerdo para Alba en la página oficial del Parlamento,<br />
en eso que hemos dado en llamar “Parlamenta” -en la que<br />
trabaja en forma conjunta la Bancada Bicameral Femenina y<br />
las mujeres de la Universidad de la República, o sea, las<br />
académicas-, y son pasos que seguramente la hubieran<br />
enorgullecido. Asimismo, quiero resaltar el hecho de que<br />
tenemos un espacio que hemos inaugurado hace muy pocos<br />
días, en la Biblioteca del Palacio <strong>Legislativo</strong>, dedicado a las<br />
mujeres, a la obra de las mujeres y también a las que