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—Sí. —Y al recordar ella lo que aquel día Klaus, el padre de Björn, le había dicho, replicó—:<br />
¿Ocurre algo porque lo sean?<br />
Él negó con la cabeza con gesto de rechazo y mirándola directamente a los ojos, murmuró:<br />
—Estaré en el Sensations.<br />
Dicho esto, se marchó, dejando a Mel bloqueada y altamente excitada por lo que había ocurrido<br />
entre los dos.<br />
Cuando se repuso y volvió junto a sus compañeros, Robert, que la había observado hablar con él,<br />
preguntó interesado:<br />
—¿Quién era ese tipo?<br />
Sin querer dar muchas explicaciones, ella cogió su cerveza y, tras dar un trago, respondió,<br />
forzando una sonrisa:<br />
—Un amigo de un amigo. Nadie importante.<br />
Un par de horas después, tras varias partidas de bolos, decidieron ir a tomar unas copas, pero, sin<br />
dudarlo, Mel se desmarcó. Se despidió de sus amigos y fue hasta su coche, donde se encendió un<br />
cigarrillo. ¿Se había vuelto loca?<br />
Cuando aparcó frente al Sensations, tenía muy claro lo que quería y lo que había ido a buscar allí.<br />
Al entrar en el local, vio a Björn charlando con una mujer en la barra. Sus miradas se encontraron<br />
y él sonrió, pero no se acercó a ella. Llevaba esperándola toda la noche y ahora que la tenía allí, su ego<br />
masculino se creció y, tomando a la mujer que hablaba con él de la mano, desaparecieron por una<br />
puerta que llevaba a las taquillas.<br />
Mel no lo dudó y los siguió. Nada la desviaría de lo que deseaba. Cuando quería una cosa, iba por<br />
ella al cien por cien.<br />
Tras pasar por las taquillas masculinas y desnudarse, Björn llegó a la sala comunitaria con una<br />
minúscula toalla negra atada a la cintura. Al entrar miró alrededor y vio que su acompañante aún no<br />
había salido. El jacuzzi estaba vacío y decidió esperarla allí, mientras observaba a su alrededor los<br />
juegos morbosos de otros y su disfrute.<br />
Pensó en Mel. Que ella hubiera ido allí esa noche significaba que quería algo y su orgullo<br />
masculino lo hizo sonreír. Aquella chulita iría a él costara lo que costase. Y de pronto se bloqueó<br />
cuando la vio aparecer con un albornoz negro y caminando directamente en su dirección.<br />
Con una mirada desafiante, se acercó al jacuzzi, se desanudó el albornoz y lo dejó caer al suelo.<br />
Björn, sin moverse, paseó la vista por el cuerpo de ella y la boca se le resecó. Sus pechos eran<br />
exquisitos. Las areolas se contrajeron ante su mirada y los pezones se le pusieron duros.<br />
Mel, aquella provocadora, era tentadora. Excesivamente tentadora. Paseó la mirada por su cuerpo<br />
y finalmente clavó la vista en su cuidado y depilado monte de Venus. Deseó tocarlo, lamerlo,<br />
chuparlo, mientras a su alrededor otras personas proseguían con sus morbosos juegos.<br />
Desafío...<br />
Duelo...<br />
Contradicción...<br />
Eso era lo que sentían los dos. Se deseaban pero eran rivales. Ambos querían quedar por encima de<br />
lo que el otro pensara, hasta que ella cogió uno de los preservativos que había en una fuente y,<br />
tirándoselo, dijo: