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14<br />
Dos semanas después, en la piscina cubierta de la casa de Judith, Mel hablaba divertida con su amiga,<br />
mientras tomaban unos refrescos.<br />
Tras haber visto ciertas cosas, no sabía cómo afrontar aquella conversación con Judith. Deseaba<br />
hablarlo, pero algo la detenía y supo que era la vergüenza y el pudor. Nunca había tenido una amiga<br />
con la que hablar sobre esas intimidades.<br />
Aquel tipo de sexo era algo que ella disfrutaba desde muy jovencita, desde que participó en una<br />
orgía y ese rollo le gustó. Pero nunca nadie de su entorno, a excepción de Mike o Lodwud, habían<br />
sabido nada al respecto. La avergonzaba lo que pudieran pensar de ella.<br />
Incluso cuando se lo propuso a Mike, el tío más liberal del mundo, se quedó un poco descolocado.<br />
Aquello no era propio de Melanie, pero cuando aceptó, lo pasó incluso mejor que ella y juntos habían<br />
disfrutado de algún que otro trío.<br />
Cuando Simona las avisó de que podían ir a comer a la cocina, las dos jóvenes cogieron a sus hijos<br />
y les dieron de comer primero. El pequeño Eric era un glotón y Samantha, a su vez, devoró su plato.<br />
Cuando los niños se durmieron, ellas comieron también y, al acabar, Judith dijo con una sonrisa:<br />
—Te tengo que contar una cosa.<br />
—Cuenta.<br />
Retirándose el pelo de la cara, su amiga sonrió y anunció:<br />
—¡Estoy embarazada!<br />
—¡Enhorabuena!<br />
Ambas se abrazaron y Mel preguntó:<br />
—¿De cuánto tiempo estás?<br />
—Estoy de sólo una falta, y aunque ahora me veas tranquila, te aseguro que cuando me hice la<br />
prueba y vi que había dos rayitas, ¡casi me da un telele!<br />
—¿Y el padre está contento?<br />
Judith movió la cabeza y, divertida, respondió:<br />
—Eric está feliz, pero acojonado por ver cómo llevo el embarazo. —Y añadió—: Cuando estaba<br />
embarazada del pequeñín, las hormonas me volvieron loca y a Eric casi me lo cargo. ¡Pobrecito!<br />
Ambas soltaron una carcajada y Judith, tocándose su inexistente vientre, murmuró:<br />
—Los dos estamos muy felices.<br />
Mel sonrió.<br />
—¿Desde cuándo lo sabes?<br />
—Desde hace tres días. Llamé para decírtelo y al no localizarte, supuse que estarías fuera. En<br />
serio, Mel, la próxima vez que te vayas de viaje, déjame a Samantha. Aquí ya ves que estará bien.<br />
Simona y Norbert me ayudarán con ella, Flyn se la comerá a besos y Eric la malcriará. Te aseguro que<br />
estará como una auténtica princesa.<br />
Ella soltó una carcajada y replicó:<br />
—No hace falta que me lo repitas. Te prometo que la próxima vez que te necesite para que cuides