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11<br />
Aquella noche, al llegar al Sensations, Björn se acercó a la barra. Por norma, nunca llegaba tan pronto,<br />
pero ese día quería ver si Mel, la enigmática amiga de Jud, aparecía por allí. Durante más de una hora,<br />
habló con varias mujeres. Locas por sentirse especiales, todas lo miraban deseosas de ser la elegida<br />
esa noche, pero él no podía apartar sus ojos de la entrada.<br />
Y de pronto la vio.<br />
Allí estaba ella, subida a unos impresionantes tacones y con un ajustado vestido negro. Parapetado<br />
tras dos mujeres, ella no lo vio y él pudo seguir todos sus movimientos.<br />
La vio llegar hasta la barra e, instantes después, observó cómo varios hombres la rodearon. Su<br />
campo de visión se restringió y eso lo molestó. Durante varios minutos, intentó localizarla con la<br />
mirada, pero allí sentado le era imposible. Y cuando vio que ella entraba en el cuarto oscuro, no lo<br />
dudó y, cogiendo de la mano a una de las mujeres con las que estaba, entró también.<br />
La oscuridad en un principio lo cegó. En aquel cuarto apenas se podía distinguir nada. No había<br />
música y sólo se oían gemidos. Cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad del lugar, la localizó<br />
y se acercó a ella. Soltándose de la mujer que lo acompañaba, ancló sus manos en la cintura de Mel y<br />
su olor lo impregnó.<br />
Olía a fresa. Eso le gustó.<br />
Mientras la pegaba a él, notó cómo el hombre que había entrado junto a ella le subía el vestido<br />
para meter las manos por debajo. Mel no habló y Björn, dándole la vuelta, la colocó de cara a él,<br />
mientras el otro hombre se agachaba, seguramente para mordisquearle el trasero.<br />
Conmocionado por lo que de pronto la cercanía de aquella irritante mujer le hacía sentir, decidió<br />
no abrir la boca. Si hablaba, con seguridad Mel reconocería su voz y el morboso juego se acabaría. Las<br />
manos de ella subieron a su cuello y pronto sus labios comenzaron a repartir cientos de morbosos<br />
besos y mordiscos por su cuerpo.<br />
Björn cerró los ojos y lo disfrutó y cuando su instinto animal le pidió más y la cogió de la nuca<br />
para besarla, ella se echó hacia atrás y murmuró:<br />
—No.<br />
Él cedió. Deseaba besarla, pero se contuvo.<br />
Cuando Mel volvió a pasear la boca por su cuello y le dio de nuevo dulces mordiscos, no pudo<br />
contenerse y, a pesar de su negativa, acercó su boca a la suya y la besó. En un principio, ella se quedó<br />
parada y, retirándose, susurró:<br />
—No.<br />
Pero de nada le sirvió. Con exigencia, él atrapó sus labios con los suyos y la devoró. Metió su<br />
lengua en aquella sensual boca y la besó con deleite, sin importarle las consecuencias.<br />
Mel, a quien no habían besado desde que Mike murió, intentó resistirse a aquel beso, pero ante<br />
aquel ímpetu, su voluntad cedió y dejó que aquel desconocido la besara a oscuras y profundizara en<br />
ella. Abrió la boca y se dejó explorar mientras un gemido de satisfacción le salía del alma. Hacía tanto<br />
que nadie la besaba así, que su voluntad se anuló y disfrutó de la experiencia.