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a mi amiga Mel, ¿no te importa, verdad?<br />

Sin dejar de observar a la mujer de la que ella hablaba, él respondió:<br />

—Vamos a ver, morenita, ¿acaso quieres que Ironwoman y yo acabemos a gorrazos? Ya sabes que<br />

no nos soportamos y...<br />

—Venga... hazlo por mí —lo cortó—. Sabes que Mel me cae genial y no tiene muchos amigos en<br />

Múnich. Y he pensado que quizá alguno de los chicos solteros del básquet le pueden cuadrar.<br />

—¡¿Cuadrar?!<br />

Judith soltó una carcajada y explicó:<br />

—Cuando digo que le pueden cuadrar quiero decir que puede surgir algo entre ella y alguno de<br />

ellos. Ironwoman, aunque no sea tu estilo de mujer, estoy segura de que será el estilo de algún otro<br />

hombre, ¿no crees?<br />

La expresión de Björn cambió por completo. Aquello no le hacía ni pizca de gracia. Ver a Mel, su<br />

Mel, entre sus compañeros de baloncesto como un trofeo que ganar lo enfadó, pero respondió:<br />

—Vale. Allí estaré.<br />

—Y para que veas que soy buena, no me enfadaré si traes a Foski contigo.<br />

—¿A Agneta? —preguntó descolocado—. ¿Y por qué quieres que lleve a Agneta si no la soportas?<br />

Judith contuvo la risa y respondió:<br />

—Lo hago para que veas que quiero verte feliz. Igual que le busco chico a mi amiga, quiero que tú<br />

también lo pases bien.<br />

Björn ni lo pensó. Lo último que le apetecía era ver juntas en una misma habitación a Agneta y<br />

Mel.<br />

—No sé, Jud. No sé si irá. Está muy liada en la CNN. Y ahora te dejo, tengo cosas que hacer. Un<br />

beso.<br />

—Un besito, guapetón.<br />

Una vez colgó el teléfono, Judith soltó una carcajada y cuando Björn volvió a subirse a Sami a los<br />

hombros y agarró a Mel por la cintura, les hizo una foto para inmortalizar el momento. Aquello iba a<br />

ser divertidísimo. Después marcó el teléfono de Eric y sin contarle lo que había visto y pretendía, dijo:<br />

—Hola, cariño. Estoy de compras y he pensado, ¿qué te parece si el sábado organizas una comida<br />

con los compañeros del básquet?<br />

Tras la llamada de Judith, Björn se quedó pensativo.<br />

—¿A ti te gusta alguno de mis compañeros de baloncesto? —le preguntó a Mel.<br />

Sin saber por qué preguntaba eso, ella pensó en aquellos hombres y respondió:<br />

—Hay un par de ellos que no están mal. —Y al ver su expresión, inquirió—: Pero bueno, ¿qué te<br />

ocurre?<br />

Björn no quería darle más vueltas, así que la besó y propuso:<br />

—¿Qué os parece si vamos a mi casa?<br />

Divertida y sin querer saber qué le ocurría, Mel asintió y los tres bajaron al garaje del centro<br />

comercial. Durante el viaje, Sami los deleitó con una de las canciones aprendidas en la guardería, que<br />

Mel también canturreó. Björn conducía y las escuchaba hasta que, de pronto, la pequeña se calló, hizo<br />

un ruido y un extraño olor ácido inundó el coche.

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