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Paseando sus ojos por los tres, Mel finalmente se decidió:<br />
—El número doce.<br />
Ambas rieron y segundos después, comenzó el cuarto parcial del partido.<br />
Las jugadas que realizaban cualquiera de los dos equipos eran maravillosas. Todo un espectáculo y<br />
Judith pronto vio que Mel entendía muchísimo más de baloncesto que ella.<br />
Disfrutando del partido, Mel observó lo buen jugador que era Björn. Se movía por la cancha con<br />
una agilidad que le secaba la boca.<br />
Ella, que lo había visto en acción en otros menesteres, suspiró. Aquel hombre era un espectáculo<br />
andante, tanto vestido con traje como desnudo o con el equipo de básquet. Sin poder evitarlo, paseó su<br />
mirada por sus fuertes brazos. Los brazos con los que había soñado la noche anterior y que la volvían<br />
loca.<br />
Marcó catorce puntos él solito y Mel aplaudió. Björn realmente era increíble. Elegante en sus<br />
movimientos y asolador cuando atacaba. Y cuando sonó el estridente timbre del final de la cuarta<br />
parte, Judith y Melanie, encantadas, aplaudieron y silbaron. El equipo al que apoyaban había ganado y<br />
eso debía celebrarse.<br />
Mientras esperaban en la sala a que los jugadores salieran de las duchas, Mel se fijó en la pelirroja<br />
que esperaba a Björn. Es más, creía haberla visto en el Sensations. Cuando él salió del vestuario,<br />
caminó directamente hacia la pelirroja y, dándole un beso en la boca, murmuró algo que sólo ellos<br />
pudieron oír y que la hizo sonreír.<br />
Abstraída mientras lo observaba, Mel no se fijó en que un hombre se ponía a su lado hasta que<br />
Judith, llamando su atención, dijo:<br />
—Melanie, te presento a Damian, el dorsal número doce.<br />
—Buen partido, Damian.<br />
—Gracias, Melanie —respondió aquel rubio, encantado.<br />
Centrándose totalmente en el hombre que sonreía ante ella, Mel le dio dos besos y él, feliz, los<br />
aceptó. Hablaron durante un rato, mientras el resto del equipo terminaba y salía de las duchas, y<br />
cuando todos estuvieron, Eric preguntó:<br />
—¿Dónde os apetece ir a tomar algo?<br />
Tras varios nombres, al final todos decidieron ir a la coctelería de uno de los del equipo.<br />
Cuando iban hacia allí, Mel vio que Björn, de la mano de la pelirroja, los seguía.<br />
—Pero ¿no has dicho que James Bond tenía planes? —cuchicheó acercándose a su amiga.<br />
Judith, al ver lo que ella indicaba, preguntó levantando la voz:<br />
—¿Vienes a la coctelería, Björn?<br />
Éste asintió y, con una sonrisa, respondió:<br />
—Sí. Maya y yo tenemos sed.<br />
Mel suspiró. Le molestaba tener que aguantarlo aquella noche e, intentando no coincidir en ningún<br />
momento con él para que no le hablara, al llegar al local se sentó lo más lejos que pudo.<br />
Mientras miraba la carta de cócteles, Judith, divertida, comentó:<br />
—Esta coctelería es de Svent y mira —afirmó, señalando con el dedo—, tiene mi cóctel.<br />
—¿Tu cóctel?<br />
Judith soltó una carcajada y explicó: