El poder local - Academia Europea de Ciencias y Artes

2.1.2. ¿Quién Debe Hacer Qué
Desde la óptica más convencional de hacienda normativa, la posición mayoritaria
asigna exclusivamente al nivel estatal de la Hacienda las funciones distributivas
y estabilizadoras de la Economía, amparándose en argumentos basados
en al desigual acceso a la información y en sus efectos sobre los incentivos,
debiendo permanecer los niveles inferiores básicamente como suministradores
de bienes y servicios públicos.
Con todo, desde otras posiciones doctrinales, ha sido también percibida la
tendencia hacia la colaboración entre las distintas Administraciones Públicas
de base territorial en busca de mayores cotas de bienestar común, de modo que
se tienda a sustituir la visión del federalismo como una asignación claramente
diferenciada de funciones a cada uno de los niveles de gobierno (federalismo
coordinado) por otra según la cual éste se constituiría en una forma de organización
política donde los diferentes niveles de gobierno participan conjuntamente
en la adopción de decisiones vinculadas a las tareas públicas (federalismo
cooperativo).
Una vuelta más de tuerca al debate entre coordinación y cooperación la
han dado los autores que han desarrollado la denominada Teoría de la Elección
Pública. Aunque la aplicación de esta corriente al campo del federalismo fiscal
goza de una larga tradición (no en vano autores pioneros en este campo han
hecho aportaciones relevantes a la misma 8 ), la aparición de la obra de Brennan
y Buchanan (1980) en la que se exponía una provocadora hipótesis acerca de la
relación entre la descentralización fiscal y el tamaño del sector público (conocida
como hipótesis del Leviatán) incrementó considerablemente el número de
trabajos que afrontaban el análisis de la descentralización sobre la base de ese
enfoque metodológico. Como es sabido, el tamaño del sector público y su crecimiento,
a su juicio, desmesurado como consecuencia de la acción unidireccional
de políticos, burócratas y grupos de interés constituye una preocupación
casi obsesiva de los principales autores enmarcados en esta corriente de opinión.
En la medida en que un sector público creciente e irrefrenable (Leviatán)
pone en peligro el crecimiento económico por el daño que genera a los incentivos
de la iniciativa privada (ahorro, inversión, esfuerzo laboral y asunción de
riesgos se verían perjudicados por la cada vez mayor necesidad de obtener recursos
para el sector público), resultaría imprescindible, desde su óptica, encontrar
mecanismos institucionales que corrijan esa tendencia. En este sentido,
la hipótesis de Brennan y Buchanan sugería que la descentralización fiscal
provocaría competencia entre localidades y ello serviría para frenar el crecimiento
del sector público. De esta forma al federalismo coordinado y al federalismo
cooperativo, se podría contraponer el federalismo competitivo. El trabajo
de Brennan y Buchanan (1980) ha dado lugar a una amplia variedad de estudios
empíricos que han tratado de contrastar dicha hipótesis con resultados
contradictorios, por cuanto al efecto previsto por los autores (la competencia
fiscal empuja a la baja los tipos impositivos y frena la expansión del gasto público),
se opone una fuerza que opera en sentido contrario, cual es la ampliación
de las estructuras burocráticas y su presión por el presupuesto, a medida que se
descentralizan competencias de gasto 9 .
La polémica entre cooperación y competencia no esta resuelta y, en buena
medida, es tributaria de postulados ideológicos contrapuestos, acerca del papel
del sector público en la economía.
8 Véanse a título de ejemplo los artículos de Buchanan
(1950,1965) y Tullock (1969).
9 Véanse Oates (1985), Nelson (1986,1987), Forbes
y Zampelli (1989), Zax (1989), Joulfaian y Marlow
(1990) y Heil (1991), entre la copiosa literatura sobre
el tema. En España, el estudio de Castells (1991) y el
de Bosch y Suárez Pandiello (1993) inciden también
sobre esta materia.
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