El poder local - Academia Europea de Ciencias y Artes

do a la hora de elegir el suministrador, debiendo tener en cuenta aspectos adicionales,
tales como la calidad o la situación financiera de los candidatos.
Por último, no quisiéramos cerrar este apartado sin hacer alusión a un efecto
perverso de los procesos de descentralización en el ámbito local. En ocasiones,
el objetivo último de algunas de estas iniciativas no es tanto contribuir a
ahorrar costes de manera efectiva, sino escapar de las restricciones al endeudamiento
que, hoy por hoy, afectan a todas las administraciones públicas españolas.
De tal manera que la decisión de externalizar/descentralizar algunos servicios
locales de cierto peso en el presupuesto de la entidad pública local puede
responder al cumplimiento del equilibrio financiero del municipio. En este
sentido, sería conveniente plantear mecanismos de control y fiscalización a fin
de reducir al máximo este problema. Y aunque la Ley 18/2001, General de Estabilidad
Presupuestaria, formalmente ha incorporado reglas que tratan de minimizar
la posibilidades de elusión, en la medida en que toman como referencia
la normativa del SEC 95, en la práctica estas siguen estando presentes,
fomentándose en los últimos años las practicas contables creativas 43 .
4.2. ¿Qué hacer con nuestro sistema de
financiación local
En 1978, cuando se aprobó la vigente Constitución española, los gobiernos locales
gestionaban en nuestro país aproximadamente el 13% del gasto público total.
Hoy, veintisiete años más tarde, apenas gestionan el 15% y ello, en un momento en
el que el importantísimo proceso de descentralización producido ha reducido el
peso del gobierno central del 87 a sólo el 50% del gasto público (incluida la Seguridad
Social), una vez traspasada la Sanidad a las Comunidades Autónomas. Estas
cifras parecen apuntar a un estancamiento radical de los gobiernos locales, que, sin
embargo, habría que matizar. En realidad el peso del sector público en la Economía
ha crecido notablemente en España, desde la restauración de la democracia,
en la medida en que ha debido construirse desde sus cimientos un Estado del Bienestar
que ya llevaba años consolidado en los países de nuestro entorno. De hecho
el gasto total no financiero en relación al PIB ha pasado de un 5,02% en 1980 a un
6,15% en 2000 (es decir un 22,5%), lo que indica que aún manteniendo su peso relativo
en el conjunto de las Administraciones Públicas, el gasto local ha experimentado
un crecimiento no desdeñable en absoluto.
La financiación de ese crecimiento del gasto ha dado lugar a menudo a controversias
y desencuentros entre los responsables de los gobiernos locales y
quienes llevaban las riendas de la Administración Central. Seis hitos o momentos
especialmente relevantes pueden ser apuntados con carácter general en este
proceso aún no concluido de búsqueda de un sistema financiero eficiente y
equitativo para los gobiernos locales.
4.2.1. Asunción de los antiguos impuestos
de producto (1979)
43 Véase Utrilla (2002) y Fernández Llera (2005).
La primera medida importante adoptada en el ámbito de la financiación
local fue la cesión a los municipios de la vieja imposición de producto, eliminada
del ámbito de la Administración Central con la creación del Impuesto Permodelos
de gestión y financiación de los servicios públicos locales 63