El poder local - Academia Europea de Ciencias y Artes

incluso en mayor medida que el del modo de gestión. De ahí que las tendencias
en cuanto a gestión pública local se dirijan hacia la implementación de experiencias
y la utilización de instrumentos que fomenten dicho aspecto. Se trata,
por tanto, de simular el funcionamiento de los mercados en el entorno público.
Poniendo como ejemplo el suministro de bienes no estrictamente públicos
en un sentido puro, nos topamos con el empleo de vales, bonos o cheques-consumo,
instrumentos de gestión pública que introducen al usuario en el proceso
de obtención de bienes y/o servicios de provisión pública. Precisan de ser
acompañados de la posibilidad real de elección por parte de los usuarios del
servicio, articulando adicionalmente un sistema de información de los índices
de calidad de las diferentes alternativas, así como la cobertura de ciertos costes
asociados a la movilidad, y por tanto, al proceso de elección. Igualmente, requerirían
corregir algunos efectos adversos por el lado de la equidad, en términos
de exclusión de ciertos colectivos de los servicios, estableciendo unos criterios
mínimos que obliguen a los suministradores a prestar el servicio.
Este tipo de iniciativas, que ponen énfasis en el lado de la demanda, han generado
resultados diversos en términos de eficiencia y calidad (López-Casasnovas
et al., 2003). En nuestro país, es destacable la experiencia puesta en
marcha en Valencia para la gestión y financiación de la educación infantil, iniciativa
aplicada posteriormente por otros municipios españoles. Se otorgaban
bonos a los usuarios de forma selectiva, en función de su nivel de renta, que cubrían
parcialmente el coste del servicio. Asimismo, se permitió la libre elección
entre centros públicos y privados. La experiencia llevó al cierre de algunas escuelas
públicas ineficientes, consiguiendo el objetivo inicialmente planteado
por el Ayuntamiento en términos de reducción de costes. No obstante, este episodio
no se halla exento de críticas, puesto que no contribuyó a fomentar verdadera
competencia entre los centros.
Igualmente destacables son los denominados cheques-servicio, consistentes
en una participación total o parcial de la administración pública en el consumo
privado de los ciudadanos de bienes o servicios que son producidos por
entes públicos o privados. Han sido especialmente utilizados para la promoción
de empleo en algunos sectores en los que, por sus características, el encuentro
entre oferta y demanda se presenta como un objetivo complejo. Nos
referimos a actividades tales como algunos servicios sociales (atención a personas
mayores, asistencia a domicilio), seguridad de edificios de viviendas, servicios
de promoción del ocio y la cultura, o algunas iniciativas de protección del
medio ambiente. Este instrumento de gestión pública tiene efectos positivos
sobre la equidad social, incrementando los niveles de bienestar tanto por el
lado de la demanda (abanico más amplio de opciones) como de la oferta (mediante
la introducción de mecanismos que permiten la inserción laboral o la legalización
de actividades no reguladas). En España, se han implementado algunas
experiencias piloto, como por ejemplo el proyecto Esparru, desarrollado
por la Diputación Foral de Guipúzcoa, a fin de promocionar estrategias locales
de creación de empleo en muchos de los ámbitos mencionados anteriormente.
Del mismo modo, no debemos olvidar la importancia que tienen los procesos
de selección de las empresas privadas en contextos de externalización. En
primer lugar, los mecanismos de selección del suministrador 42 deberían garantizar
la concurrencia de un número razonable de ofertas, a fin de propiciar
una competencia efectiva previa a la prestación del servicio. Así, en algunos
contextos, el criterio del precio o coste no debería ser el único factor considera-
42 Para una comparativa entre el concurso y la subasta,
véase Lopez-Casasnovas et al. (2003).
62 modelos de gestión y financiación de los servicios públicos locales