G. Labrador. El gobierno de las cosas del tiempo ... - EURACA
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LA MIRADA<br />
La “libertad envenenada” <strong>de</strong> la “paz que naufraga” <strong>de</strong>l <strong>tiempo</strong> <strong>de</strong>l presente<br />
se contrapone con esa “libertad sin espinas” por la que aquellos rostros “dispuestos<br />
a no ven<strong>de</strong>r su carne” fueron capaces <strong>de</strong> morir. Este relato coinci<strong>de</strong>,<br />
en líneas generales, con el relato heroico <strong>de</strong> la guerra civil que mantuvieron<br />
<strong>las</strong> izquierdas. <strong>El</strong> poeta quiere preservarlo en su presente, por medio <strong>de</strong> este<br />
criptocronotopo, pronosticando que, por ser el verda<strong>de</strong>ro, habrá <strong>de</strong> ser el relato<br />
hegemónico en una futura sociedad libre. La imaginación post-franquista <strong>de</strong><br />
este poema disponía que el pasado <strong>de</strong>bía <strong>de</strong> contarse como verdad situando<br />
en el centro el “hambre arrinconada entre harapos” y la “esperanza” <strong>de</strong> esos<br />
rostros, que el relato <strong>de</strong> la historia española <strong>de</strong>l siglo XX tenía que ser emancipador<br />
y resolver la dialéctica entre la esperanza y el hambre, es <strong>de</strong>cir, tenía que<br />
constituir algo que podríamos llamar una historia <strong>de</strong> la pobreza.<br />
Ese relato se teje con metáforas agríco<strong>las</strong>. Con el<strong>las</strong> se alegoriza la guerra<br />
civil, cuyo inicio es la llegada en el “cálido verano” <strong>de</strong>l 36, <strong>de</strong> una plaga <strong>de</strong><br />
“extraños insectos” que trataron <strong>de</strong> expropiar y <strong>de</strong>struir lo común, aquello<br />
que, por su propia naturaleza, <strong>de</strong>bía ser sagrado (frutos, <strong>de</strong>spojos, sol o cielos),<br />
aquello <strong>de</strong> lo que se ocupa tradicionalmente el lenguaje <strong>de</strong> los poetas líricos.<br />
Entonces, hubo gente que vino <strong>de</strong>s<strong>de</strong> todas <strong>las</strong> latitu<strong>de</strong>s (¿Brigadas Internacionales?)<br />
y en medio <strong>de</strong> un <strong>tiempo</strong> <strong>de</strong> mentiras, traiciones y pactos (aquellos que<br />
<strong>de</strong>terminaron geopolíticamente la suerte <strong>de</strong> la Segunda República española),<br />
lo que el poeta dice que “se <strong>de</strong>staca” es la aparición <strong>de</strong> un “ángel vengador”,<br />
que plantó cara a los invasores mientras “repartió el pan y la pólvora diurna”,<br />
refiriéndose así a <strong>las</strong> energías articuladas que llevaron a la revolución social y<br />
a la resistencia armada popular. Ese relato <strong>de</strong> la guerra aquí se estaba cifrando<br />
poéticamente para su comunicación pública en la esfera poética, un tipo <strong>de</strong><br />
práctica que hace correspon<strong>de</strong>r una escritura <strong>de</strong> testimonio (relato <strong>de</strong> la verdad)<br />
y una <strong>de</strong> arte (producción <strong>de</strong> código). <strong>El</strong> mantenimiento criptopolítico <strong>de</strong><br />
este otro relato histórico alternativo, se ponía entonces en relación con la necesidad<br />
<strong>de</strong> producir también una estética distinta. Ambos contrahegemónicos 42 .<br />
42. Des<strong>de</strong> García <strong>de</strong> la Concha, al menos, se presupone que los poetas <strong>de</strong> posguerra cuando reflexionan sobre la guerra lo<br />
hacen en los términos <strong>de</strong> con<strong>de</strong>nación <strong>de</strong> un “fracaso colectivo”, excluyendo, siquiera como hipótesis <strong>de</strong> trabajo, que lo<br />
estén haciendo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una memoria colectiva <strong>de</strong>terminada. Estudios como los <strong>de</strong> Piedras Monroy hay documentado <strong>las</strong><br />
dificulta<strong>de</strong>s que tuvo el mantenimiento y transmisión <strong>de</strong> una memoria oral (subalterna) <strong>de</strong> la guerra civil española bajo<br />
el franquismo, y los exigentes protocolos que se dieron aquellos individuos que trataron <strong>de</strong> hacer, por escrito, esa tarea <strong>de</strong><br />
memoria: “existe la posibilidad, no obstante, <strong>de</strong> que haya individuos que asuman sobre sí la carga <strong>de</strong> <strong>de</strong>volver y <strong>de</strong> hacer<br />
pública esa memoria que la propia comunidad se oculta” (87) (a uno <strong>de</strong> esos individuos se <strong>de</strong>dica el libro). En este sentido,<br />
la tarea <strong>de</strong>l poeta en su gestión criptológica <strong>de</strong> la memoria <strong>de</strong> la guerra obliga a prestar la máxima atención a los términos<br />
con los que simboliza el pasado, “midiendo silencios” (48). Discreparé cordialmente con Sánchez León e Izquierdo en su<br />
afirmación que los nietos <strong>de</strong> la guerra crecieron y se socializaron en uno <strong>de</strong> los dos relatos hegemónicos sobre la guerra<br />
vigentes, en una <strong>de</strong> <strong>las</strong> dos posibles memorias orales dominantes, para recordar el diferente grado <strong>de</strong> disponibilidad <strong>de</strong><br />
ambos relatos, también en el ámbito <strong>de</strong> la memoria oral, llamando la atención sobre el importante papel que en este<br />
sentido tiene un cierto trabajo sobre el lenguaje en su capacidad <strong>de</strong> conservar y vehicular sentidos contrahegemónicos.<br />
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