G. Labrador. El gobierno de las cosas del tiempo ... - EURACA
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nº 32 - Noviembre 2012<br />
bajo el ardiente óxido <strong>de</strong>l día”. A partir <strong>de</strong> ahí se inicia un diálogo don<strong>de</strong> el<br />
poeta le pi<strong>de</strong> al cementerio que le ofrezca su jugo histórico, el rito <strong>de</strong> la tragedia<br />
que contiene, que dé sentido a su “exilio <strong>de</strong> una amarga entrega” (66). Pero<br />
el cementerio sólo da su silencio, en el que se pier<strong>de</strong> el poeta (67).<br />
Como digo, el ciclo africanista tiene un <strong>de</strong>sarrollo largo, vinculado a la experiencia<br />
vital <strong>de</strong> Álvarez Ortega. Resulta interesante mencionar que en él se mantiene<br />
cierta sincronía respecto <strong>de</strong> los procesos <strong>de</strong> in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia marroquí. A<strong>de</strong>más<br />
<strong>de</strong> los libros mencionados, a este mismo ciclo pertenecen Tiempo en el sur (1955)<br />
y Desierto sur (1956). Una década <strong>de</strong>spués, Álvarez Ortega vuelve a <strong>las</strong> costas africanas,<br />
en algunos poemas <strong>de</strong> Carpe diem (1969), un libro <strong>de</strong> carácter mediterranizante<br />
con iglesias, templos y costas y revisitación <strong>de</strong> los imaginarios africanistas<br />
<strong>de</strong> libros anteriores, y <strong>de</strong> sus ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los muertos, abiertas sobre sus costas.<br />
En este contexto, <strong>de</strong> una guerra invisibilizada, que anticipa lo que será la gestión<br />
cultural <strong>de</strong> la memoria colonial en la España post-franquista, cabe situar <strong>las</strong><br />
costas ardientes, el <strong>de</strong>sierto, los muertos, los puñales, <strong>las</strong> lenguas traidoras, la podredumbre<br />
<strong>de</strong> cadáveres y epitafios que, con el telón <strong>de</strong> fondo <strong>de</strong>l océano sobre costas<br />
primordiales, puebla Carpe Diem, dándole relieve geopolítico al trabajo simbólico<br />
que <strong>de</strong>sempeñan los poetas <strong>de</strong> esos años. Francisco Umbral, en un artículo <strong>de</strong><br />
1982, <strong>de</strong>fendía que <strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l imaginario venecianista <strong>de</strong> los novísimos, y, específicamente<br />
<strong>de</strong> la apología <strong>de</strong> lo íbero-romano realizada por Antonio Colinas, se estaba<br />
operando una mitologización <strong>de</strong> los espacios geopolíticos en los que, por entonces,<br />
se proyectaba la cultura <strong>de</strong> la <strong>de</strong>mocracia incipiente, la cual, frente a la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia<br />
<strong>de</strong> la soberanía nacional <strong>de</strong> la geopolítica <strong>de</strong>l atlantismo anglosajón, se mostraba<br />
a favor <strong>de</strong> una política exterior autónoma, basada en la cooperación mediterránea<br />
(Garcés 164 y ss.). Partiendo <strong>de</strong> esta sugestiva hipótesis, tampoco en esas tareas los<br />
poetas novísimos abrían inaugurado un horizonte para la institución poética, porque<br />
obras como <strong>las</strong> <strong>de</strong> Álvarez Ortega llevaban décadas correlacionando su trabajo<br />
poético con el <strong>de</strong>spliegue <strong>de</strong> lo nacional fuera <strong>de</strong> su propio territorio. Los modos<br />
en los que Álvarez Ortega recorre el litoral marroquí son profundamente elegiacos.<br />
La memoria colonial, en estas ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los muertos, la memoria <strong>de</strong> <strong>las</strong> guerras<br />
olvidadas en el Rif, resuena entre los versos así, fantasmagóricamente, apelando a la<br />
relación <strong>de</strong> ese país, <strong>de</strong> ese estado, con su historia territorial <strong>de</strong> la violencia.<br />
En ese sentido, el trabajo <strong>de</strong>l poeta, en Oficio <strong>de</strong> los días (1965) era <strong>de</strong>finido<br />
por su i<strong>de</strong>ntificación con una posición <strong>de</strong> pérdida: “vamos heredando<br />
la <strong>de</strong>sgracia, el pan que nadie quiso”. Heredar la <strong>de</strong>sgracia, hacerse cargo <strong>de</strong><br />
esa herencia, es ponerse en posición <strong>de</strong> recibirla, implica construir un lugar<br />
imaginario, político, que convierta esa posición <strong>de</strong> pérdida en una <strong>de</strong> ganan-<br />
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