Valores Frecuentes en Soles Porcentajes Frecuentes ... - AELE

CARTA DEL DIRECTOR (MAYO 1986)por la marcha de la legislación, pues sus propios asesores comentanque tratándose de preparar proyectos de ley, bien puedeprescindir del apoyo que le brindan, por más calificado queéste sea.La razón de que no contemos con un ordenamiento laboraldebemos encontrarla en otra parte y me voy a permitirenumerar algunas razones de manera que, si alguna tuvieravalidez, pueda ser tomada en cuenta, para evitar cometer losmismos errores.Nuestros proyectos de Código se han debido, al esfuerzode un jurista, como el doctor Manuel Bustamante de la Fuente,1934, de quien se dice que preparó su proyecto en tan sólo 20días; de un director general del Ministerio de Fomento (del quedependía la esfera laboral) como el doctor Casagrandi (1950);de un funcionario experto en Derecho del Trabajo, como eldoctor Guillermo González Rosales, años después (1957); deun especialista en Relaciones Industriales, como Norman King(1959) o de una comisión multipartidaria y tripartita encabezadapor un ferviente estudioso del Derecho del Trabajo, comoel doctor Carlos Alberto Izaguirre, cuya labor fue concluidadespués por un jurista de renombre como don ErnestoKrotoschin, quien terminó el encargo en 1970, cuando ya habíacambiado el gobierno y la influencia política que predominabaal momento en que se gestionó ante la OIT su venida. Lasola mención que hice ante los especialistas extranjeros en elForo al que antes me referí, del nombre del doctor ErnestoKrotoschin y de la labor por él realizada, evocó el recuerdo deaquel brillante maestro de origen alemán, formado en la Universidadde Berlín y más tarde profesor visitante de la misma,afincado en Argentina por más de 50 años y profesor principalde la Universidad de La Plata. Sin embargo, debo decirle,lector amigo, que si usted sabía que Ernesto Krotoschin estuvoen Lima por espacio de algo así como dos años, y realizó tanimportante labor, se encuentra entonces entre las 20 o 30 personasque se han enterado o recuerdan tan feliz circunstancia.Parecería pues que la suerte habitual de los Proyectos deCódigo ha sido que, perdida la curul por quien tomó la iniciativa,cesado el funcionario, concluida la gestión de un ministro,puesto al margen el relacionador industrial, trastocado todode la noche a la mañana por un cambio de régimen, el esfuerzorealizado no fue debidamente continuado por quienes siguieronen el poder. No ha habido quien tomara firmementela posta.Otra circunstancia que se debe considerar es que hansido desaprovechados los mejores años para elaborar un códigode trabajo. Los ordenamientos de la legislación laboralde América Latina vieron la luz a partir de 1917, cuando seaprobó el artículo 123 de la Constitución de México, y continuaronmientras corría la década del cuarenta. En esa épocala legislación laboral no se había complicado tanto ni lasindicalización estaba tan extendida, ni tampoco los conflictosde trabajo se habían generalizado, como ahora. Los gobiernosde turno, mientras tanto, se ocuparon de dictar una disposicióntras de otra, sin mayor articulación entre ellas, produciendolo que en opinión de los medios de comunicación siemprese consideraba que era la legislación social «más avanzada»de América Latina.Paradójicamente, ha sido quizá el vertiginoso desarrollode la legislación laboral el que hizo que nos quedáramos en elandén cuando entre 1917 y 1950 estuvo estacionado el trende la codificación laboral, esperando que lo tomáramos. Ahoraya partió y es mucho más difícil acometer la empresa enestos días de lo que fue antes. Es posible también que no pudimostomar el tren por «exceso de equipaje» pues las leyes,decretos y resoluciones se multiplicaban al elaborarse un doblesistema protector según se tratara de los trabajadores obreroso de los empleados. Este fue el caso de la seguridad social,de las vacaciones y también lo fue de la jubilación de un sectorde empleados a cargo del empleador y ahora lo es de la compensaciónpor tiempo de servicios y el salario dominical al quetienen derecho los obreros, por citar algunos ejemplos:Si se me preguntara cuáles serían en teoría las condicionesideales para que el Perú posea ahora un Código deTrabajo, respondería que se requiere de una decisión políticaal más alto nivel, así como de la determinación de una ampliamayoría parlamentaria, muy homogénea, que cuentecon el apoyo de una ancha base sindical. Además, tendríaque tenerse en cuenta el parecer empresarial, manteniendoel equilibrio y los márgenes de la economía social de mercado,que establece la Constitución de 1979.Considero además indispensable que se cuente, antesque nada, con un esquema global del Proyecto de Ley Generalde Trabajo y con un impulso centralizado en una institucióno en una comisión parlamentaria. Lo del esquema previome parece indispensable para avanzar, aun cuando fuerapor partes.Es posible que al final de la meta no sea fácil contar conun Código de Trabajo, pues a los trabajadores peruanos estadenominación les hace pensar en la idea de un freno a lalegislación laboral. No es que esto sea necesariamente cierto,e incluso podría tratarse de un error, pero si las cosas se planteanen esos términos, no valdría la pena insistir.Si se adopta la política realista del esquema global ydel avance parcial, debiéramos poder culminar la obra estableciendoun Cuerpo de Leyes Laborales, elaborado en orden,internamente coherente y con suficiente versatilidad paraacomodarse a los tiempos.Estoy seguro que quienes tengan a su cargo esta laborno tendrán dudas de que la empresa se presenta compleja.Pero de una manera, o de otra, pasarán a la historia y tendránla oportunidad de efectuar dicho tránsito haciéndole un bienal país. Es lo que esperamos.LUIS APARICIO VALDEZDirectorMayo de 1986FEBRERO 2002 13