Enfermedades pulmonares intersticiales difusas - Neumomadrid
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a su implicación pronóstica, por lo que no se<br />
consideran de utilidad al menos como predictores<br />
de la evolución de la función pulmonar<br />
(29) .<br />
Hallazgos histopatológicos<br />
Las lesiones histológicas tempranas en ES<br />
incluyen infiltrado inflamatorio linfoide y plasmocelular<br />
de las paredes alveolares, fibrosis<br />
intersticial y aumento de macrófagos. El patrón<br />
histopatológico más frecuente es la neumonía<br />
intersticial no específica (NINE) que puede<br />
manifestarse con predominio de la inflamación<br />
(forma celular) o de la fibrosis (fibrótica).<br />
Algunos investigadores consideran la primera<br />
una fase temprana en la evolución hacia la forma<br />
fibrótica. Aunque la NINE pueda contener<br />
un alto grado de fibrosis la afectación es usualmente<br />
uniforme y es rara la existencia de focos<br />
fibroblásticos y de patrón en panal. En una<br />
minoría de pacientes se ha descrito una NIU,<br />
en la que la afectación deja de tener uniformidad<br />
para presentarse con zonas de fibrosis<br />
densa alternando con focos fibroblásticos,<br />
inflamación, pulmón normal y patrón en panal.<br />
Algunos autores han sugerido que la severidad<br />
de la enfermedad en su presentación es más<br />
determinante que el patrón histopatológico,<br />
aunque los estudios realizados son retrospectivos<br />
y con un número muy reducido de biopsias<br />
<strong>pulmonares</strong> realizadas (30) .<br />
Tratamiento<br />
Los mejores candidatos para plantear una<br />
terapia son aquellos pacientes con síntomas<br />
respiratorios, función pulmonar alterada y/o<br />
progresivo deterioro, evidencia de inflamación<br />
alveolar o intersticial activa por TCAR y ausencia<br />
de contraindicación para el manejo de<br />
inmunosupresores. La decisión de tratar puede<br />
resultar difícil toda vez que debe individualizarse<br />
y sopesar los beneficios que suelen<br />
ser modestos, y la toxicidad que puede ser<br />
severa. Son escasos los datos de que se disponen<br />
dado que resulta muy complicada la<br />
realización de estudios randomizados y controlados<br />
en pacientes con una sintomatolo-<br />
ENFERMEDAD PULMONAR INTERSTICIAL ASOCIADA A TRASTORNOS DEL TEJIDO CONECTIVO<br />
gía tan heterogénea, y distintos grados de afectación<br />
y de progresión de su enfermedad.<br />
De forma general, se recomienda la iniciación<br />
del tratamiento con bajas dosis de glucocorticoides<br />
(equivalente a ≤ 10 mg/día de<br />
prednisona) y ciclofosfamida oral (dosis de 1<br />
mg/kg/día según tolerancia) o intravenosa en<br />
forma de bolo (dosis de 600 mg/m 2 /mes). Se<br />
ha demostrado así un menor descenso en la<br />
CVF y la CPT junto con una discreta mejoría<br />
en la sintomatología y en la calidad de vida de<br />
los pacientes. Aunque la administración oral<br />
de ciclofosfamida es la que ha proporcionado<br />
mejores resultados, se emplea habitualmente<br />
la forma intravenosa ya que resulta<br />
menos tóxica. El tratamiento se prolonga<br />
durante al menos seis meses, tras los que se<br />
debe realizar un control de síntomas, PFR y<br />
TCAR. Sólo debe continuarse el tratamiento si<br />
ha existido mejoría y cuando ésta alcance un<br />
plateau se planteará una reducción de la terapia<br />
(31) .<br />
También se discute la dosis de glucocorticoides<br />
a emplear, de tal manera que un estudio<br />
observacional concluye que los pacientes<br />
tratados con altas dosis asociadas a ciclofosfamida<br />
intravenosa obtendrían más beneficios<br />
sobre la función pulmonar y la inflamación por<br />
TCAR frente a los sometidos a bajas dosis. No<br />
obstante, en la mayor parte de los estudios en<br />
los que se han demostrado buenos resultados<br />
con esta terapia se han empleado los corticoides<br />
a dosis bajas y, por tanto, han de considerarse<br />
el punto de referencia hasta que se<br />
realicen más investigaciones al respecto (32) .<br />
Por otro lado, los pacientes sometidos a<br />
tratamiento con ciclofosfamida tienen un alto<br />
riesgo de infección por Pneumocistis jiroveci,<br />
por lo que se recomienda tratamiento profiláctico<br />
con trimetoprim-sulfametoxazol<br />
(160/800 mg) tres días en semana. Igualmente,<br />
se deben monitorizar los niveles de glóbulos<br />
blancos, la orina y la función renal por<br />
el riesgo de leucopenia y cistitis hemorrágica.<br />
La azatioprina es una alternativa a la ciclofosfamida<br />
en aquellos pacientes con contraindicación<br />
para su uso o falta de respuesta<br />
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