El sÃn - Pfizer
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144 12 personajes en busca de psiquiatra<br />
frutaba más tejiendo que acabando el tejido. Tejía y destejía<br />
en una perseverancia que no incluía terminar la tarea. En<br />
esta descripción se incluyen dos signos muy frecuentes de la<br />
enfermedad del olvido: la apraxia o pérdida del saber hacer,<br />
y la perseverancia. <strong>El</strong> paciente pierde ciertas habilidades,<br />
por ejemplo para cocinar, para vestirse o para hacer un oficio<br />
particular. En cambio, aumenta la perseverancia en una<br />
tarea repetitiva determinada. Por ejemplo, tejer y destejer<br />
sin objetivo, como lo hacía la abuela, simplemente por el<br />
placer de tejer para nada.<br />
Curiosamente, la abuela no olvidó cómo tejer, aunque<br />
hubiese olvidado cómo hacer otras actividades. La apraxia del<br />
tejer la conservaba intacta. Más allá de este recurso literario,<br />
probablemente en la realidad del alzhéimer no es posible<br />
conservar indefinidamente esta disociación entre conservar<br />
la habilidad y el agravamiento de la conducta perseverante.<br />
La acalculia, o dificultad para hacer cálculos matemáticos,<br />
y las dificultades para reconocer las cantidades y usar adecuadamente<br />
el dinero al hacer compras, se altera rápidamente<br />
al alcanzar el estado de demencia. Cuando la abuela empezó<br />
a firmar cheques por una suma muy superior al valor de la<br />
cuota de una hipoteca que había terminado de pagar diez<br />
años atrás, y cuando empezó a confundir los nombres de<br />
las personas y a saludar a desconocidos con abrazo como<br />
si fueran personas muy allegadas, ya no quedaba ninguna<br />
duda de que estaba picada por el alzhéimer, el terrible mal<br />
del olvido.<br />
¿Cómo es que se llama? Mejor me callo<br />
La propanomia, u olvido de nombres propios, es, generalmente,<br />
el primer síntoma de anomia (el olvido de las palabras)<br />
en la enfermedad de Alzheimer. Los nombres propios<br />
son mucho más susceptibles al olvido que los nombres