El sÃn - Pfizer
El sÃn - Pfizer
El sÃn - Pfizer
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>El</strong> hijo de David<br />
una filosofía de vida que nos haga aceptar las pérdidas como<br />
parte de la existencia. Sea como fuere, el duelo se resuelve<br />
en el momento en que uno acepta que la persona ya no está,<br />
o mejor, que está dentro de uno; no el cadáver, sino la persona<br />
viva, el alma vibrante del que se fue, por quien vale la<br />
pena regocijarse.<br />
Eso es, ni más ni menos, lo que le sucede a David. A pesar<br />
de sus múltiples duelos, su espíritu continúa vivo. En<br />
este sentido, son edificantes las permanentes reacciones que<br />
tiene en la finca de La Mesa, cuando su mujer ya se ha ido.<br />
Mientras escribe, imagina lo que habría opinado su esposa<br />
si estuviera viva, y hasta se ríe de sus ocurrencias. <strong>El</strong> alma de<br />
Sara permanece intacta en su corazón.<br />
La solución estética<br />
David se enfrenta de mil formas a la muerte. La muerte<br />
de sus seres queridos, la muerte de la ilusión a través de<br />
la razón científica, la muerte de la nitidez, la muerte de la<br />
pintura. ¿Qué anclaje en la vida le queda entonces?<br />
Como buen alquimista del arte, experto en la luz y en las<br />
sombras, David detiene el paso del tiempo y de la muerte<br />
en sus lienzos. <strong>El</strong> ojo del artista reconoce detalles a su alrededor<br />
que normalmente nuestros ojos no verían. Pinta<br />
como entendiendo que todo tiene un final, que todo sufre<br />
un desgaste, y que la belleza de la vida está más allá de lo que<br />
comprendemos como perfección. Pareciera que nos dijese,<br />
gracias a su sensibilidad, que toda sombra guarda una<br />
luz, un chorro de luz fugaz como un abrazo de vida ante la<br />
muerte: “[…] solo voy a gozar de la luz de los sonidos, y de<br />
la luz de la memoria y de su luz sin formas, pues mi vida se<br />
está yendo sin remedio” (González, ibídem, p. 42).<br />
Sin una visión estética del mundo, el paso del tiempo<br />
para David habría sido insoportable. Así como recobró ob-<br />
81