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Respecto al caso chino, Prendergast y Thomas-Jensen establecen que: ����������������������������������������������������������������������������������<br />
Un llamado de conciencia más sofisticado hacia China (sin dejar de lado sus<br />
intereses económicos y energéticos en Sudán y la meta internacionalmente<br />
compartida de larga estabilidad) pudiese causar que los chinos recalibraran su<br />
relación con Bashir, y presionaran por nuevo un liderazgo que no pusiera en<br />
riesgo sus intereses. 52<br />
Lo anterior parece una aproximación bastante acertada.<br />
El mejor de los escenarios (el que contempla un Sudán unificado con un régimen en<br />
la antípoda del encabezado por Bashir), no obstante, sólo podía conseguirse mediante la<br />
actuación de los Estados Unidos. Si las presiones desde dentro se mantenían y se<br />
reforzaban; si la comunidad internacional, a través del accionar de organizaciones<br />
intergubernamentales como la CPI y de directrices de política exterior como las tomadas<br />
por Jordania, continuaban excluyendo al NCP y al propio Bashir; si se entablaba el diálogo<br />
entre la resistencia de las periferias y los opositores al interior del NCP para formar una<br />
política común anti-Bashir; y si se lograba que China le diera un nuevo enfoque a la<br />
defensa de sus intereses económicos en Sudán, no se hubiese tenido un mejor escenario<br />
para la resolución del conflicto, y uno más que negativo para el régimen de Bashir. En este<br />
contexto, bien podría pensarse que, con una coyuntura tal, este personaje hubiese tenido en<br />
el cargo sus días contados.<br />
Relacionado a la creación de este clima de presión hacia Bashir teníamos que el<br />
entonces nuevo régimen demócrata en EE.UU. era una incógnita para Jartum; desde su<br />
campaña, Obama se mostró dispuesto a afrontar duramente las acciones del gobierno<br />
sudanés; además, las presiones del Senado por implementar completamente el CPA no<br />
habían cejado. 53 En opinión de Prendergast y Thomas-Jensen, la “considerada aplicación de<br />
presión internacional, incluyendo la exclusión multilateral, más sanciones económicas y<br />
una creíble amenaza de acción militar” 54 son las opciones básicas que Obama tiene para<br />
escoger”.<br />
52 Prendergast, J. y Thomas-Jensen, C y C. Thomas-Jensen, óp. cit., p. 212.<br />
53 Ibídem., p. 213.<br />
54 Ídem.<br />
UNIVERSÓPOLIS <strong>Revista</strong> <strong>Estudiantil</strong> de Relaciones Internacionales n°1. Año 0, pp. 79-108 97