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Univers%C3%B3polis._Revista_Acad%C3%A9mica_Estudiantil._A%C3%B1o_0,_n%C3%BAmero_1

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Cuando se redactó el trabajo de J. Prendergast y C. Thomas-Jensen, corría el año ����������������������������������������������������������������������������������<br />

2009, y aún no podía afirmarse si Bashir se afianzaría en el cargo tras los comicios<br />

multipartidistas. A este respecto, lo más acertado sería hacer un análisis de las posibilidades<br />

que se abrieron ante la coyuntura mencionada por los autores, tomando en cuenta el hecho<br />

de que los comicios lo declararon ganador.<br />

El primer punto (y más obvio) es que, hasta entonces, el NPC y Bashir se<br />

reafirmaron en el poder. Si se reconoce que la actitud corrupta del régimen, aunada a su<br />

desmedido apetito por acumular riqueza y poder, han sido las causas de los conflictos más<br />

recientes (Darfur en específico), lo lógico sería pensar que, de continuar esta actitud, los<br />

conflictos persistirán. Así lo ejemplifican los mismos autores al afirmar que: “los dos<br />

acuerdos de paz alcanzados en el 2006 (Darfur Peace Agreement y Eastern Sudan Peace<br />

Agreement) fallaron en abordar adecuadamente las causas originales del conflicto: la<br />

continua acumulación de poder y riqueza por parte del NCP gobernante”. 47<br />

Acorde a lo mencionado arriba, la continuidad de un gobierno corrupto, que se<br />

enriquece ilegalmente a costa del sufrimiento de la población civil, no podía permitir una<br />

solución pacífica y duradera. Esta es el primer escenario clave al cuál desembocaron los<br />

hechos.<br />

La respuesta de la resistencia y en su caso, la disidencia, a la continuidad de Bashir<br />

en el poder, es un segundo punto. Como se ha observado, la deposición de de este personaje<br />

era vista con esperanza por el SPLM, que consideraba que solamente así podría<br />

implementarse el CPA y, a futuro, lograrse el gobierno de unidad nacional tan anhelado. El<br />

problema fue que deponer a Bashir, una vez refrendado su cargo de iure, iba a ser más<br />

difícil que nunca; de hecho, nunca se logró. 48 Tal vez los comicios hayan sido fraudulentos,<br />

pero para un gran sector de la población, (y para la comunidad internacional) Bashir era el<br />

presidente legal (porque no podemos llamarlo legítimo). Era aquí donde la facción contraria<br />

a Bashir dentro del mismo NCP pudo jugar un papel importante.<br />

Tanto Tahar como Gosh, sus más grandes y poderosos detractores, tenían que<br />

modificar su estrategia para oponérsele. El primero, debió presionarlo para que se lograra la<br />

total implementación del CPA (en pos de mantener la unidad nacional); el segundo, por su<br />

47 Prendergast, J. y Thomas-Jensen, C y C. Thomas-Jensen, óp. cit., p. 209.<br />

48 Hasta hoy en día, Omar Al-Bashir sigue siendo el presidente constitucional de Sudán.<br />

UNIVERSÓPOLIS <strong>Revista</strong> <strong>Estudiantil</strong> de Relaciones Internacionales n°1. Año 0, pp. 79-108 95

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