Univers%C3%B3polis._Revista_Acad%C3%A9mica_Estudiantil._A%C3%B1o_0,_n%C3%BAmero_1

orrar y prohibir la actitud irracional de imposición del centro a la periferia, combatir al ����������������������������������������������������������������������������������
régimen corrupto y ávido de riqueza que no hacía sino ahondar la escisión entre las dos
zonas y, finalmente, permitir el diálogo.
El cambio político que se menciona quizá (y lo más seguro) no hubiese sido la
panacea que curase un cisma social, político y económico de siglos, pero de seguro hubiese
coadyuvado a vislumbrar una nueva realidad social en Sudán, que permitiese avanzar hacia
la verdadera unificación (entre los distintos pueblos que conforman el país, a través de la
tolerancia y la mutua aceptación) y que decantase sus frutos en una nueva realidad política
para el Estado.
No obstante, los hechos del pasado son ahora irreversibles y el cambio que pudo
permitir el clima coyuntural del que versa la primera parte de este trabajo no ocurrió. Bashir
se mantuvo en el poder, aunque al menos aceptó el referéndum por la independencia: el
Sudán que conocíamos colapsó, escindiéndose en dos Estados diferentes y respondiendo así
a la pregunta arrojada por Prendergast y Jensen.
El destino de los bienes y deudas tanto de Sudán como de Sudán del Sur es incierto
debido a la falta de normatividad y codificación en la materia lo cual deja como única
opción el establecimiento de acuerdos ad hoc que forzosamente necesitarán del diálogo y
cooperación entre ambas regiones. Aunque puede que sea complicado, ya ha ocurrido
cuando ambos territorios pactaron de manera pacífica en 2005 el CPA.
Sin embargo, lo anterior no puede aplicarse así para la delimitación de fronteras
entre Sudán y Sudán del Sur; la inestable relación entre ambas regiones pone de manifiesto
que los próximos meses serán decisivos para el mantenimiento de un entorno propicio para
el señalamiento de fronteras entre los dos países, respetando en todo momento el estado de
derecho y la normatividad internacional. De hecho, el vicepresidente de Sudán del Sur ya
ha pedido que la Misión de la ONU extienda su mandato, ante la inestabilidad latente y la
presente amenaza de acciones arbitrarias por parte de Jartum. 73
El 9 de julio fue la cumbre de los eventos suscitados no sólo de los últimos meses
del presente 2011, sino de veinte años de constante lucha y opresión, anhelo e indiferencia,
73 “Southern Sudan’s Vice President Calls for Extension of UN Mandate”. Global Security.com 13 de Junio
2011. (http://www.globalsecurity.org/military/library/news/2011/06/mil-110613voa04.htm?_m=3n%2e002a%2e222%2eqz0ao00v0f%2e77s)
Consultado el 20 de junio de 2011.
UNIVERSÓPOLIS Revista Estudiantil de Relaciones Internacionales n°1. Año 0, pp. 79-108 105