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En el mismo orden de ideas, otra de las aportaciones importantes de Ochoa es que ����������������������������������������������������������������������������
pone sobre la mesa una de las interrogantes de los estudiantes de las Relaciones
internacionales: el mercado laboral real que se vislumbra al terminar la carrera. Al respecto,
señala que únicamente el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y el Instituto
Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) no consideran que sus
egresados tienen como espacio natural de desarrollo el sector público y el SEM. Todas las
demás instituciones consideran que en esos mismos sectores, y algunos otros, como los
medios de comunicación, las empresas, los organismos no gubernamentales, así como los
despachos de consultorías, existen plazas que un internacionalista, gracias a su preparación
multidisciplinaria puede desempeñar sin problema. Es aquí donde surge un argumento
nodal en la investigación de Ochoa: “un internacionalista puede trabajar en cualquier lugar”
(pp. 76-77).
El mismo autor parece aceptar la rigurosidad de su afirmación pero argumenta que
con base en la problemática de crear empleos de calidad, los internacionalistas ocupan
empleos que están distanciados de su profesión, esto es a partir de la adaptación que estos
poseen y su acercamiento con idiomas; además de que según Ochoa es más fácil contratar
internacionalistas, comunicólogos y hasta psicólogos, en comparación con sociólogos,
historiadores, politólogos o filósofos, debido que son más difíciles de ubicar en el mundo
de los negocios y de la iniciativa privada. Dentro del mismo libro, cuyo prólogo es escrito
por uno de los internacionalistas con mayor renombre en el país, Mario Ojeda, no comparte
su optimismo y hace alusión al sistema mexicano de educación superior y además
argumenta que el mercado laboral para los internacionalistas se encuentra en gran medida
saturado.
Luis Ochoa consciente de este tema, lo menciona dentro del libro y advierte que
existe una proliferación de universidades o instituciones de dudosa calidad que ofertan la
carrera y que por lo tanto, no tienen el sustento ni los requisitos para generar
internacionalistas con buena preparación. Si bien existe proliferación de instituciones de
dudosa calidad, observa que la falta de buenas universidades con mayor infraestructura y
capacidad para recibir a los interesados en estudiar la carrera fomenta esa misma premisa.
El libro de Luis Ochoa Bilbao es un texto que todo estudiante de las Relaciones
Internacionales debe considerar como lectura obligada, debido a la gama de
UNIVERSÓPOLIS Revista Estudiantil de Relaciones Internacionales n°1. Año 0, pp. 115-118 117