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Jorge Fco Jiménez

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El Quintanar de 1600<br />

tó con Juan Verdugo, «maestro de<br />

chirimías e instrumentos», que durante<br />

diez días formase un grupo, con sus<br />

tres hijos a los que se añadiría un sacabuche<br />

que se compró en Madrid, para<br />

asistir con su música a las diferentes<br />

fiestas religiosas que se celebraban.<br />

Por este contrato sabemos que las fiestas<br />

que se celebraban con música eran<br />

las siguientes:<br />

Las tres Pascuas y fiestas de los<br />

Apóstoles, San Juan, San José, San<br />

Lorenzo y San Agustín.<br />

Nuestra Señora del Rosario tres<br />

veces al año.<br />

El Nombre de Jesús.<br />

Santa Ana, San Sebastián, San<br />

Bartolomé, San Cristóbal.<br />

La Vera Cruz.<br />

San Francisco.<br />

Los terceros domingos de cada mes.<br />

Juan Verdugo cobraría de las diferentes<br />

cofradías y del Ayuntamiento<br />

un total de 400 reales al año. Pero se<br />

sometía a condiciones duras, como la<br />

de tener los instrumentos, él y sus<br />

hijos, y si alguno de sus hijos faltase<br />

tenía que enseñar música y tocar el<br />

instrumento al mozo que el<br />

Ayuntamiento decidiese».<br />

La actividad musical constituye un oficio<br />

muy apreciado en el municipio; tanto, que a<br />

los músicos se les exime, como a los médicos,<br />

hidalgos y herreros, del pago de algunos<br />

impuestos. El contrato anterior nos muestra<br />

parte de sus salarios y Félix San José menciona<br />

otra referencia, de 1603, que avala la existencia<br />

de música instrumental en la localidad<br />

con su salario correspondiente: «Músicos y<br />

chirimías: 20 reales». 3<br />

Juan Verdugo tuvo seis hijos varones, es<br />

posible que todos ellos aprendieran algún instrumento,<br />

con lo que en algún momento formarían<br />

un grupo bastante completo para las<br />

prácticas musicales de la época. La petición<br />

que realiza para sus hijos al Ayuntamiento de<br />

1663 de que «se guarden las preeminencias y<br />

privilegios que a los demás hidalgos» indica,<br />

entre otras cosas, que pudiesen dedicarse a la<br />

música y como tales se les eximiese de<br />

impuestos y se les concedieran prerrogativas. 4<br />

A su vez regentaba junto a su familia uno<br />

de los mesones de la villa. A juzgar por los<br />

impuestos que pagaba, uno de los más grandes<br />

de la localidad. Seguramente estuvo ubicado<br />

en la antigua calle de los mesones, actual<br />

calle Grande o en sus inmediaciones. 5<br />

3 Estas referencias pueden leerse en Historia de Quintanar,<br />

página 65 y en San José, F., Quintanar ayer y hoy, 1991,<br />

página 209.<br />

4 San José, F., Quintanar ayer y hoy, ob. cit., página 66.<br />

5 Martín de Nicolás J., Historia de Quintanar, página 112.<br />

Los instrumentos musicales<br />

Respecto a la actividad musical de los<br />

conjuntos de chirimías sabemos por el contrato<br />

mencionado que se interpretada con sus<br />

chirimías, sacabuches y otros instrumentos<br />

que formaban grupo con ellos: flauta, corneta,<br />

bajón, tambor y posiblemente alguno de<br />

cuerda. Todos ellos se encuentran mencionados,<br />

de una forma u otra, en las obras cervantinas.<br />

Vamos a describirlos porque caracterizan<br />

muy bien la música que se hizo en la<br />

época, utilizando en algunos casos las referencias<br />

que sobre ellos nos aporta el propio<br />

Cervantes.<br />

La chirimía. Es un instrumento aerófono<br />

de doble lengüeta insertada en un tubo de<br />

madera con diez orificios. Está emparentada<br />

con instrumentos todavía más antiguos, de los<br />

que deriva, a su vez, el oboe. Disponía de un<br />

sonido idóneo para tocarse en festejos al aire<br />

libre. Las chirimías son de los instrumentos<br />

más nombrados por Cervantes:<br />

Lo menciona siempre en escenas alegría<br />

y regocijo y lo junta con la claridad<br />

del cielo, la tranquilidad del<br />

mar (Persiles, cap. II, libro 1) y los<br />

disparos de la artillería (Persiles,<br />

cap. 18, libro 1). Asimismo intervienen<br />

las chirimías al final de los actos<br />

de las comedias cervantinas, donde<br />

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