La Sirena Varada: Año II, Número 10

HOMO
HOMINI
LUPUS
Por Carolina Alpuche
Lupus est homo homini, non homo,
quom qualis sit non novit 1 es lo primero
que piensas al despertar después
de haber leído La Asinaria hasta
las tres de la mañana. Otra vez le ganaste
al despertador por cinco minutos,
ya que sabes que no puedes volver a
llegar tarde al trabajo pues, sí lo haces,
ahora sí tu supervisor te levantará un
acta administrativa. ¿Y es que a quién
se le ocurre aceptar un trabajo a tres
horas de distancia de su casa? A ti, por
supuesto, porque no te quedó de otra
si querías tener dinero para seguir estudiando,
y más aún, porque los únicos
trabajos que ofrecen un sueldo aceptable
están hacinados en la misma zona
de la ciudad.
Desactivas la alarma del celular y te
decides a ponerte de pie; a través de
tu ventana lo único que se ve es la luz
de la lámpara de la calle parpadeando,
aunque ya levantaste cuatro veces el
reporte a la empresa de la luz, no han
podido arreglarla porque el sindicato
está en huelga debido a que sus exigencias
de instalar una barra de ensalada
libre de gluten en el comedor de
todas sus centrales no fue atendida. Se
supone que levantarse a las cinco de la
mañana tendría que ser una experiencia
tranquila, y así sería de no ser por
lo gritos de tus papás que retumban en
toda la casa, y todo porque no pueden
ponerse de acuerdo en quién va a llevar
a tu hermana menor al colegio.
Y claro, para darle emoción a la mañana,
le pisas la pata a tu perro, quien
siempre se acuesta a un lado de tu
cama porque no lo dejas subir a dormir
contigo ya que suelta más pelos que el
piso de la peluquería de la esquina.
Tras una ducha rápida y un desayuno
aún más rápido, tus papás deciden que
quien puede llevar a tu hermana al colegio
eres tú. Sabes que eso solamente te
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