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Cátedra Avícola & Agropecuaria Junio - Julio 2020

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cárnico, y que hizo posible la puesta en

marcha del túnel de frío de esta empresa

de Colón, en Entre Ríos”.

Según explica Domenech, la de CEPA

fue siempre trabajar “de las empresas

para adelante, nosotros no nos metemos

dentro de las empresas, no hay razón

para hacerlo, no es nuestra misión.

Recibimos la preocupación de las empresas,

analizamos como vienen las

cosas –apertura de mercados, casos de

habilitaciones, armonizaciones de certificados

sanitarios, etc.–, toda una serie

de elementos realmente muy valiosos,

muy importantes, que se convierten

en nuestra función. Por supuesto

que siempre tenemos el apoyo de los

técnicos de las empresas: si vamos por

una necesidad de plantear en AFIP, vamos

con los responsables impositivos

de las empresas; si tenemos temas de

tipo sanitario vamos a la Conasa o al

Senasa con los responsables veterinarios

o ingenieros agrónomos que tienen

que ver con la sanidad o con el alimento

balanceado; esa es la forma con la

cual trabajamos y eso lo posibilitó también

el proyecto, porque fue demandando

y no lo burocratizamos al proyecto,

si no que fue siempre sumamente

ejecutivo”.

En relación al diseño del Proyecto,

según Domenech, reside en que “otra

ventaja de la dinámica del sector, es que

fue un proyecto que nosotros nos encargamos

de auditarlo y de promocionar

la auditoría; de ir mostrándole a los

funcionarios y a los periodistas los verdaderos

crecimientos y las verdaderas

razones del crecimiento: no era un crecimiento

accidental, el crecimiento en

sí mismo era un crecimiento planificado

y que por supuesto iba encontrando

el camino, era un río con sus accidentes,

con sus curvas, con sus banquitos de

arena... pero la nave llegó. Y ahora, hay

que tener en cuenta que si 50 kilos responden

al consumo, estamos en 60 kilos

de producción, porque 10 kilos es lo

que estamos exportando”, enfatiza orgulloso

Domenech.

LLEGÓ LA HORA DE LA AVICULTURA

DE PRECISIÓN

Partiendo de la base que la oferta

siempre fue una variable que incidió

radicalmente en la producción de pollo,

hoy más que nunca se necesita sumar

mercados en el exterior, y en ese sentido,

la competitividad juega un papel

protagónico. Dentro de este contexto, la

Avicultura de Precisión aparece como

una práctica imprescindible.

Para Roberto Domenech “la avicultura

de precisión es un desafío más importante

que el proyecto mismo que

tuvimos. Es decir, si quisiéramos dimensionar

lo que fue desarrollar un

proyecto allá por el año 2002, hoy tendríamos

que decir que hay que lanzar

desde el próximo año la decisión de

trabajar en avicultura de precisión.

Porque declamar la avicultura de precisión

la podemos declamar, pero la decisión

de trabajar en avicultura de precisión

es un desafío permanente. No

hay ninguna duda que para la avicultura

de precisión uno tiene que lograr

lo que cada etapa te dice que podes tener

en materia de producción y resultado:

cuando dicen que la reproductora

tiene que poner 185 huevos, tiene que

poner 185 huevos… si pone 175 y el

año pasado fueron 160, mejoraste pero

no lograste el objetivo. La avicultura de

precisión es llegar a lo que te dicen que

produce, porque no te dicen que produce

para esforzarte a que te aproximes,

si no para que lo logres. Después

de eso te van a decir la fertilidad promedio

de ese lote tiene que ser del 84%

con picos de 90%, por ejemplo, o quizás

de más del 90%. Después que el pollito

bebé alojado, en la primera semana

tenga que superar determinado porcentaje

de selección. O que tengo que

lograr determinado gramaje semana a

semana, porque hoy están las balanzas

electrónicas ubicadas dentro del galpón

en donde el pollo se mueve –dentro

de lo poco que se mueve–, pasa, lo

pesa y tenés un registro de peso. Después

vas por la conversión de alimento…

Todo eso no lo podes dejar de lado.

Ahora bien, también están los que te

dicen: «vas a convertir 1,550, y va a ser

en este tipo de galpón, bajo estas

condiciones de aire, con estas condiciones

de temperatura, con el menor

movimiento dentro de las aves, etc.»; y

para eso ya tenés toda la implementación

interna del galpón, pero hay que

modificar el galpón y ahí empieza a

jugar no sólo el resultado, sino también

la escala, sin llegar a una sobrecarga de

pollo por metro cuadrado. Entonces, ya

tenés que pensar en galpones distintos,

galpones de 14 a 16 metros de ancho

que pueden ser de 160, 190 o 200 metros

de largo. Tenemos algunos galpones

de este tipo, pero ¿cuántos deberíamos

tener? La mayor cantidad posible,

porque la mayoría de los países que

producen y que ya aparecen como países

competitivos en la exportación, lo

han hecho en los últimos 5, 6 o 7 años.

¿Cómo lo hacen, por qué lo hacen?

Porque tienen acceso al crédito, que ya

es otra cosa que se tiene que incorporar,

otra palanca que tiene que darse”, advierte

Domenech.

Al respecto, el dirigente sostiene

que “unos de los saltos importantísimos

que dimos en la inversión, fue en

2010 conseguir los Créditos del Bicentenario.

Esos créditos no financiaban la

construcción de galpones o plantas de

incubación, financiaban proyectos, que

es otra cosa importante para agregar al

efecto del proyecto. Débora Giorgi, por

ese entonces Ministra de Industria,

siempre había escuchado, había leído y

había acompañado lo que tenía que ver

con nuestros proyectos, entonces enpág.

51 • junio - julio 2020 |

CA&A

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