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por cómo pueda no sólo vender su producto,
sino también en como pueda
manejar sus costos de producción. Y al
costo de producción lo hacen un montón
de variables: inversiones como la
infraestructura, tecnología de punta,
genética, la fabricación y el procesamiento
del alimento balanceado, el
manejo –también involucra a gente que
tenemos trabajando– y finalmente el
status sanitario del ave. Las inversiones
en infraestructura y demás, responden
más a oportunidades que se dan a
veces de tener financiación y se pueden
dar avances en esa materia, pero hay
cosas que son del día a día, como el
manejo o el aspecto sanitario, que es
influenciable en el día a día por nosotros
y que nos va a permitir optimizar
el uso de la tecnología que tenemos, de
la infraestructura, de la genética, o del
alimento balanceado que estamos fabricando.
Es decir, vamos a tratar de
trabajar en preservar la salud del ave, de
manera tal que conviertan los nutrientes
que le estamos ofreciendo en crecimiento,
de la manera más eficiente posible,
un pollito bebé nace sano... Entonces
tenemos que cuidarlos. Y ese
«preservar la salud» requiere entender
cuáles son las principales problemáticas
sanitarias que tiene el ave durante
el ciclo productivo, donde una de las
mayores problemáticas de la avicultura
intensiva, de la avicultura actual, es
–obviamente– la integridad intestinal,
la afección que podamos tener, los desafíos
de Coccidiosis y Enteritis. En
Elanco hemos desarrollado los programas,
Full Elanco Invierno y Full Elanco
Verano, que combinan diferentes productos
para el control de la Coccidiosis
y la Enteritis. Nuestro portafolio –como
lo ofrecemos– genera un «Escudo de
Protección» en el ave para evitar la pérdida
de esa integridad intestinal. Son
tecnologías que hemos desarrollado en
Estados Unidos hace más de 40 años, y
que no sólo las hemos desarrollado,
sino que día a día, año a año, las seguimos
mejorando; a lo largo de los años
fuimos mejorando el excipiente para
que mezcle mejor, el packaging, la potencia
de la molécula… Con lo cual, hoy
le estamos trayendo al cliente y ofreciendo
la mejor versión de la historia
de nuestro propio producto”.
UN ESCUDO PROTECTOR
Claramente, contar con una buena
sanidad en la producción, en el primer
eslabón de la cadena productiva, es un
aspecto excluyente. Al respecto, Zingoni
considera que “la mejor infraestructura,
la mejor genética, o el mejor manejo,
siempre va a ayudar... pero se va a potenciar
más si el ave está en óptimas
condiciones de sanidad y, como contrapartida,
no va a ser aprovechada en su
totalidad toda esa inversión, si la salud
del ave se ve afectada. Un embrión dentro
del huevo es algo estéril, con lo cual
está sano, y el pollito nace sano; nuestro
desafío como veterinarios, como
productores, es cómo podemos hacer
que ese ave durante todo su ciclo productivo
se mantenga sano para tener la
mejor conversión posible. No vamos a
poder mejorar la salud de ese pollito
que nació sano, a lo sumo podemos
mantener la salud de ese pollito a lo
largo de su vida para que tenga la mejor
tasa de crecimiento, la mejor conversión
alimenticia. Mantener esa salud en
un sistema productivo intensivo, con el
desafío de densidad que tenemos de
pollo por metro cuadrado, que las instalaciones
no siempre son las mejores,
estamos en una latitud donde las variaciones
de temperatura pueden llegar a
ser 20° grados dentro de un mismo día,
o a veces en horas. Todos esos factores
que hacen al estrés del ave atentan
contra la salud y si no le brindamos un
escudo protector –que evite que se genere
el daño–, el ave va a verse afectada
en su salud y lo vamos a terminar pagando
con un menor crecimiento, una
conversión alimenticia lejos de ser la
óptima, y por ende, vamos a gastar más
comida para poder hacer la misma producción,
siendo mayor nuestro costo”.
Del análisis del General Manager de
Elanco, se desprende que el programa
Full Elanco tiene un doble propósito:
mantener la salud de las aves a lo largo
de su ciclo productivo, pero además generar
una mayor eficiencia en la conversión.
“Lo que no se gana durante el
crecimiento del ave, no se recupera
más”, enfatiza Zingoni. Y agrega: “No
hay forma, es muy corto el ciclo de
vida. Hoy estamos hablando de pollos
que en su ciclo de producción, desde
los más pequeños con destino a Arabia
–que estarán en torno a los 35 días de
engorde–, hasta el pollo destinado al
mercado interno –entre 42 hasta 47
días de engorde–, tienen ciclos de producción
muy cortos como para que
cualquier daño en la integridad intestinal
pueda ser compensado. De manera
tal que la estrategia es ir al bloqueo,
a un Escudo que proteja y que no permita
que se genere el daño. La rentabilidad
se alcanza por múltiples puntos:
hay un primer efecto de rentabilidad
donde se capitaliza por conversión alimenticia;
adicionalmente un ave que
tiene problemas de integridad intestinal
va a llegar a la planta de faena con
un intestino más frágil, eso hace que en
los procesos de evisceración existan roturas
de intestino, contaminación de
carcasas, incremento de los decomisos,
recuento de Salmonella por recuento
de Escherichia Coli… Hay efectos que
además se producen porque cuando las
camas se mojan, ya que se incrementa
el nivel de amoníaco y además la plantilla
de la garra del pollo se daña, y sabemos
que es un producto muy valioso
que se exporta a China, con lo cual,
cuando no podemos lograr la cantidad
pág. 67 • junio - julio 2020 |
CA&A