Revista Libre Pensamiento, no. 59. Dossier: Retos del sindicalismo
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después de casi un mes de huelga general (la Canadiense)
se estaba decidiendo una posible solución que afectaba
ya a centenares de miles de trabajadores y no sólo a las
decenas por los cuales se inició el movimiento de protesta.
Sin embargo, no se dio esta masiva participación en la
preparación de las huelgas generales de 1916 y 1917 convocadas
por la CNT y la UGT.
De la misma manera fueron mucho más participativas
en sus procesos determinadas luchas sindicales de la
transición democrática que las huelgas generales de los
ochenta y noventa del siglo pasado en España.
El grado de participación interna en los sindicatos ha
fluctuado entre los que formalmente la han potenciado
(por lo general situados en la posición del sindicalismo de
transformación, de uno u otro signo) y quienes directamente
se han abonado a un sistema piramidal en el que
la base afiliativa son los contribuyentes, en el mejor de
los casos.
Entre los primeros, no obstante, podemos encontrar
casos históricos que hoy nos parecerían cuanto menos
extraños. En los congresos y plenos de la CNT del primer
tercio del siglo XX era práctica relativamente común que
un determinado sindicato recibiera el beneplácito de
otros para que les representara. Esto puede entenderse
si tenemos en cuenta que los desplazamientos eran
mucho más complicados (problemas de comunicación,
ausencia de horas sindicales, situaciones de lucha y/o de
represión, dificultades económicas…) y que la representación
indirecta se concedía a un sindicato con el que se
había coincidido en posiciones en otros comicios o bien
militaba algún afiliado que había presentado una determinada
ponencia con la que estaban de acuerdo.
Las dificultades de todo tipo para tener toda la información
y las propuestas, para reunirse, para desplazarse…
en épocas de bonanza y permisividad del sindicalismo
o las largas etapas de lucha, represión,
ilegalidad…han dificultado la participación de la inmensa
mayoría de los afiliados y afiliadas a los sindicatos.
Pero aún en las etapas en las que tenemos más posibilidades
para la participación los partidarios de su
potenciación mantenemos diferencias sobre como ejercerla:
¿la representación de un sindicato está totalmente
sujeta a los acuerdos del mismo?, si ha habido varias
posiciones, ¿éstas están representadas en los acuerdos y
en la delegación?, ¿los delegados y las delegadas tienen
libertad de voto?, ¿los cargos electos del organismo sindical
deben ser delegados natos?... estos y otros muchos
supuestos más han sido resueltos de manera diferente
por las organizaciones sindicales, incluso cuando dicen
tener una misma línea ideológica.
El concepto de participación contiene mucha ideología,
aunque pueda parecer algo natural no todas las personas
consideran que solucionar una problemática propia
(que puede afectar a otras muchas) deba pasar por
implicarse directamente y participar.
El lema de la I Internacional planteaba que la emancipación
de los trabajadores debía ser obra suya. Pero en
las sociedades en las que vivimos se tiende a delegar, a
dejar determinados asuntos en manos de expertos (políticos,
abogados, economistas, sindicalistas…) y a reducir
EXISTE UN CAMPO PARA AGLUTINAR UN ESPACIO INTERNACIONAL PARA EL SINDICALISMO ALTERNATIVO,
AUTONOMO Y REVOLUCIONARIO
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