Revista Libre Pensamiento, no. 59. Dossier: Retos del sindicalismo
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LO QUE HOY CONOCEMOS COMO ESTADOS DEMOCRATICOS SON EN REALIDAD DICTADURAS QUE SE
RENUEVAN CADA CUATRO ANOS, COMO BIEN DICE CHOMSKY.
acompañados de una cohorte de grandes empresarios
abriéndoles camino para hacer negocios y defendiendo a
capa y espada los intereses de las empresas españolas
que no son sino multinacionales con sede aquí.
No es que el capitalismo rechace el E$tado, es que lo
quiere para su propio provecho, del mismo modo que lo
querían los fascistas para provecho de la elite dirigente
del partido único y los comunistas para ponerlo al servicio
de los intereses del proletariado, fielmente representado
por su vanguardia dirigente claro está. El capitalismo
o el neoliberalismo, que vienen a ser lo mismo, parece
oponerse al Estado cuando deifica el libre mercado,
pero es sólo una apariencia; el capitalismo lo que hace es
utilizar el poder del Estado en su propio provecho y sólo
pone límites a su poder en aquello que pueda suponer
obstáculo a la expansión de sus negocios.
En cualquier caso, el común denominador es la idea de
centralidad, de concentración y monopolio de poder, al
servicio de una minoría dominante, que subyace a cualquier
concepción estatista.
El estado se nos presenta habitualmente como un elemento
de progreso en el devenir social, como una fase
superadora de las sociedades primitivas dominadas por
el caos y la miseria. La ignorancia, o el cinismo, son así de
temerarios. Pierre Clastres ha mostrado y demostrado
con rotundidad cómo la antropología desmiente este
aserto, salvo para aquellos para quienes la antropología
dice lo que ellos de antemano quieren que diga.
Sigamos a Clastres que bien merece la pena. Las sociedades
primitivas son sociedades sin Estado, son sociedades
que carecen de un órgano de poder político separado.
Todas las sociedades con Estado están divididas en
dominadores y dominados, mientras que las sociedades
sin Estado ignoran esta división; en estas el poder no
está separado de la sociedad sino que está en la sociedad
misma, en ellas no es posible aislar una esfera de lo político
distinta de la esfera social.
Según los bienpensantes occidentales estas sociedades
sin Estado son sociedades sin civilizar y para civilizarlas
hay que colocarles el Estado y, por ende, dividirlas
entre ricos y pobres, separarlas entre dominadores y
dominados. Seguimos de la mano de Clastres: El pensamiento
evolucionista y su variante marxista sentencia
que estas sociedades son la infancia de la humanidad y
para convertirse en adultas es precisa su división, la institución
de un poder separado de la sociedad, el Estado
como órgano que conoce el bien común y se encarga de
imponerlo. Un juicio de este tipo no es más que un pre-
¿Quién dice que siempre hubo estado?
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