Revista Libre Pensamiento, no. 59. Dossier: Retos del sindicalismo
Revista Libre Pensamiento, no. 59. Dossier: Retos del sindicalismo
Revista Libre Pensamiento, no. 59. Dossier: Retos del sindicalismo
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Consideraciones previas
Al poner en cuestión el sindicalismo (para hacer balance,
para analizar su presente, para vislumbrar e incidir
sobre su futuro…) debemos partir de dos o tres premisas
básicas: su campo de actuación o intervención es muy
amplio y plural, tanto en su teorización ideológica como
en su práctica concreta; su virtualidad está totalmente
ligada al momento histórico y a la percepción de su utilidad
(en su sentido más amplio y menos utilitarista) que
tenga la sociedad y, especialmente, las clases populares;
su margen de movimientos está muy ligado a la cotidianidad
de las relaciones laborales y sociales…
En sus orígenes, recientes desde la perspectiva histórica,
los sindicatos fueron asociaciones creadas por
obreros especializados (antiguos artesanos, sin negocio
propio pero propietarios de sus herramientas) que con la
eliminación de los gremios y el cambio del sistema de
producción se vieron abocados a la proletarización. Sus
principales objetivos eran la dignidad de los salarios y la
cobertura económica solidaria (entre semejantes del
mismo oficio) de los períodos sin empleo.
La irrupción del sindicalismo de clase, con su idea de
agrupar a todos los trabajadores y trabajadoras del
mundo y de hacerse con el control de los medios de producción
para su reparto igualitario, es posterior y su
desarrollo ha tenido muchos vaivenes históricos: las
divergencias internas, la represión de los estados más o
menos totalitarios, dos guerras mundiales, la experiencia
del llamado socialismo de estado, la guerra fría, la
hegemonía del neoliberalismo y la globalización.
Al margen de los estados totalitarios, de uno u otro
signo, que negaron la lucha de clases y agruparon a todos
los trabajadores y trabajadoras en un único organismo
sindical vinculado; allí donde el sindicalismo ha podido
desarrollarse en condiciones más o menos libres se ha
dado con una gran pluralidad de formas organizativas, de
personas objeto de su afiliación, de objetivos a corto,
medio y largo plazo, de vinculaciones o no a partidos, a
gobiernos, a sistemas políticos…
El papel del sindicalismo
La vitalidad del sindicalismo en sus diversas expresiones
ha tenido siempre una relación directa con su utilidad,
con su valor instrumental (escribo esto sin afán
peyorativo, aunque en determinadas circunstancias históricas
el papel de determinado sindicalismo pueda
parecer totalmente rechazable). Me refiero a la voluntad/necesidad
de muchos trabajadores y trabajadoras de
la Europa nordoccidental, después de la II Guerra Mundial,
de vincularse a organizaciones sindicales fuertes
que participaban de una u otra manera en los acuerdos
sociales fruto de políticas socialdemócratas o de conciliación
económica y laboral.
También a la diferente voluntad/circunstancia que
llevó a cientos de miles de trabajadores y trabajadoras a
engrosar las filas de la CNT (ejemplo, en este caso, del sindicalismo
revolucionario), en las zonas donde no triunfó
el golpe de Estado franquista, para contribuir a la utopía,
para mejorar sus condiciones de vida o para sentirse protegidos
por la fuerza sindical mayoritaria.
Incluso en los regímenes de sindicalización obligatoria
y de control de la organización sindical única por parte
del Estado totalitario, ha habido momentos históricos en
que las corrientes opositoras y clandestinas (desde dentro
de la misma estructura o desde nuevas estructuras
sindicales) han sabido y han podido catalizar las reivindicaciones
populares (económicas, laborales y políticas) y
se han convertido en el foco dinamizador de importantes
cambios sociales.
LA VITALIDAD DEL SINDICALISMO EN SUS
DIVERSAS EXPRESIONES HA TENIDO SIEMPRE UNA
RELACION DIRECTA CON SU UTILIDAD
Pero el sindicalismo no sólo ha sido protagonista de
gestas y confrontaciones sociales heroicas, de movimientos
liberadores, de avances en los derechos laborales
o de concertaciones sociales… Bajo el nombre del sindicalismo
(oficial y/o único o libre) se han amparado
actuaciones mafiosas (EEUU), pérdida de libertades y
detenciones y deportaciones masivas (URSS), empeoramiento
de las condiciones laborales y control social y
político (España, Italia), reparto más desigual de la riqueza
generada…
El sindicalismo y las organizaciones sindicales en si
mismas no son garantía suficiente de defensa de los intereses
de los obreros y obreras (tal vez, de una parte de
ellos y ellas) ni de mejora de las condiciones de vida y de
trabajo.
En la Europa más rica hemos asistido en las últimas
DOSSIER
LP
7