Revista Libre Pensamiento, no. 59. Dossier: Retos del sindicalismo
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ESA EXPERIENCIA DE LUCHA SE HACE BAJO UN NUEVO CONTEXTO QUE NOS ENFRENTA A LA DISYUNTIVA DE AFERRAR-
SE A LAS VIEJAS RECETAS, PONIENDO EN RIESGO SU PROPIA INFLUENCIA SOCIAL, O BUSCAR NUEVAS VIAS QUE PER-
MITAN SEGUIR SIENDO UN REFERENTE UTIL PARA LOS TRABAJADORES
nes con las que colaboran asiduamente el movimiento
libertario no deben escapar a las tablas reivindicativas.
Derechos Ecológicos y Medioambientales en un planeta
en el que se está practicando un auténtico ecocidio,
donde el capital ha declarado la guerra a la naturaleza,
que establece una responsabilidad clara respecto a las
generaciones futuras, no deben estar al margen de nuestras
luchas.
La Salud Laboral no debe estar en el furgón de cola de
la demanda sindical ni debe ser una declaración de intenciones
que se acentúa en fechas determinadas o cuando
se dispara el número de muertos, socialmente no aceptables
por los mismos que crean con su codicia o su colaboración
pactista las condiciones para que se produzcan.
Hay que potenciar nuestra presencia en todos los ámbitos
donde se pueda incidir para acabar con en este problema
y formarnos exhaustivamente. Hay que trabajar en
información y concienciación con los trabajadores y trabajadoras
para hacerles partícipes y protagonistas en la
lucha contra esta lacra social.
Pero no es sólo la muerte, también el deterioro físico
y psicológico que miles de trabajadores sufren por estar
sometidos a condiciones de trabajo extremas, especialmente
los sectores más vulnerables y precarizados. La
ofensiva lanzada desde la patronal, con la anuencia de
sectores sindicales, contra el absentismo hace que se
trate al trabajador enfermo como a un delincuente o
defraudador, generando además la deslegitimación del
sistema sanitario de público provocando con el poder
otorgado a las mutuas y la privatización y mercantilización
de nuestra salud una auténtico atentado a nuestras
vidas. Hay que parar la sangría de trabajadores que son
despedidos por el mero hecho de estar de baja, enfermos,
lesionados y ya no son útiles a los sistemas productivos,
todo ello en virtud de las modificaciones pactadas
en las sucesivas reformas labores.
Estas son algunas líneas de trabajo. Hay mas evidentemente:
protocolos contra el acoso laboral y sexual,
ampliar los horizontes de los derechos de participación e
información de los trabajadores en su conjunto, derechos
culturales y educativos que han sido eliminados sistemáticamente
allí donde los había..., pero nuestra intención
y lo que pretendemos es fundamentalmente incidir en la
importancia que deben tener nuestras reivindicaciones
no sólo en lo económico.
La negociación colectiva debe seguir siendo una prueba
importante para quienes todavía se empeñan en
luchar por la igualdad social y contra la injusticia. En ella
participan decenas de miles de trabajadores y trabajadoras,
educándose en los valores cívicos de la participación
y la solidaridad. Pero esa experiencia de lucha se hace
bajo un nuevo contexto que hay que considerar, especialmente
por parte de quienes tratan de combatir al capitalismo.
Mientras las cúpulas de los grandes sindicatos
han sucumbido a la ideología del nuevo capitalismo,
muchos sindicalistas críticos con el actual orden social,
ya sea desde dentro de esas grandes organizaciones o
desde otros sindicatos más declaradamente anticapitalistas,
se enfrentan a la disyuntiva de aferrarse a las viejas
recetas, poniendo en riesgo su propia influencia
social, o buscar nuevas vías que permitan seguir siendo
un referente útil para los trabajadores. El reto se hace
patente en las distintas fases críticas de la negociación
colectiva.
Por ello, la confección de las plataformas reivindicativas
deben estar alejadas de maximalismos y ser un
campo de acción propicio a la combinación de la denuncia
de la injusticia y la exigencia realista de medidas que
permitan avanzar contra ella. La disposición de plataformas
reivindicativas es tanto más necesaria cuanto las
burocracias sindicales se empeñan en difuminar los objetivos
de la negociación en nombre del pragmatismo más
absoluto. Todos los objetivos y puntos que anteriormente
hemos descrito deben ser ejes estratégicos que deben
guiar las demandas sindicales. Por eso mismo, en primer
lugar, hay que dedicar especial atención a desmontar las
pretensiones patronales que tienda a desacredita y
empeorar las condiciones laborales, con vistas a evitar su
aceptación social.
Tan sólo son algunas reflexiones necesarias para un
sindicalismo radical que necesita adecuar sus criterios a
los cambios.
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