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Revista Libre Pensamiento, no. 59. Dossier: Retos del sindicalismo

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LP

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va. Varias son las razones que no es el caso analizar pero

si perfilar: ha habido un cambio cualitativo en lo que tradicionalmente

se ha llamado la “correlación del fuerzas”,

al haberse escorado las burocracias de los grandes sindicatos

del lado de pensamiento neoliberal aceptando el

retroceso en las condiciones laborales; se ha producido

además una monopolización de la representatividad y de

los mecanismos de negociación; los ANC y demás acuerdos

firmados con la patronal e incluso con los gobiernos

de turno se han santificado como auténticas hojas de

ruta, generando múltiples obstáculos al conjunto de los

sectores más críticos con la deriva neoliberal, privándoles

de una línea de interpretación y de acción propias

que les permitiera mantenerse en vanguardia de la

acción transformadora.

Una de las máximas esgrimidas por el nuevo capitalismo

ha sido la apelación a la autonomía colectiva de los

representantes de los trabajadores y los empresarios en

los procesos de negociación de las condiciones laborales,

dejando atrás los viejos límites y regulaciones (laudos,

salario mínimo, antigüedad, etc) que imponía el anterior

sistema, denostado a partes iguales por las gerencias

patronales y por las demandas obreras que se hacían en

nombre de la libertad sindical. La autonomía de las partes,

sin la tutela moderadora del Estado, ha jugado a

favor de la eliminación de algunas conquistas sociales,

atacadas por la patronal como vestigios del proteccionismo.

Contradicción que se nos plantea desde nuestras

perspectivas anarcosindicalista pues ha fortalecido los

sindicatos burocráticos y a la patronal.

Agarradas a esa bandera liberal (que han terminado

haciendo suya los medios de comunicación, la clase política

y una parte decisiva de la izquierda) empresa y

patronal han llevado a cabo una fuerte ofensiva en los

procesos de negociación colectiva cambiando su fisonomía,

sobre todo desde los años noventa en adelante. La

exhibición empresarial de sus propias demandas, con el

fin de contener los salarios, incrementar la productividad,

flexibilizar las condiciones de trabajo, reducir el

absentismo e incrementar las desigualdades sociales en

DOSSIER

EL NUEVO CAPITALISMO NO SE JUSTIFICA EN LA

ESTABILIDAD DE SUS ESTRUCTURAS SINO EN LA

AMENAZA CONSTANTE DE SU DESAPARICION

EL OBRERO MASA, Y EL PROTAGONISMO SOCIAL

DE LAS DEMANDAS DE IGUALDAD QUE LLEVABA

ASOCIADAS, HA CEDIDO EL PASO A UNA MAYOR

DIVERSIDAD DE INDIVIDUOS QUE SE PERCIBEN A

SI MISMOS COMO DIFERENTES

las empresas se hace palpable. Esa visualización y ofensiva

está muy por encima de la capacidad de comunicación

y de visualización de las demandas de los trabajadores y

de la ciudadanía tratados como meros productores/consumidores.

Así pues, la negociación colectiva la han convertido

no en un medio, sino en un fin en si misma, que

legitima a las burocracias empresariales y sindicales

para mantener sus propios privilegios e intereses.

Por otra parte, la ideología capitalista se ha introducido

de una manera clara a través de las nociones manejadas

y divulgadas por la ciencia económica y los agentes

sociales. Se habla cada vez más de competitividad, valor,

I+D+i, productividad o lucha contra la inflación, y menos

de inversión, empleo estable y mejoras salariales o luchas

contra la desigualdad (excepción hecha de la desigualdad

de género). La formación, palabra que parece conjurar

todos los males del mercado laboral, ni siquiera tiene en

cuenta que ésta es más necesaria para los peor situados

en la división del trabajo, dejando a las empresas y agentes

sociales que administren los fondos públicos y sociales

destinados a ella según sus exclusivos intereses.

Así las cosas, la nueva realidad empresarial, generada

por los sistemas flexibles de producción y servicios, también

obstaculiza las aspiraciones obreras de una manera

más insidiosa. La aparición de nuevos sectores laborales

sin regular o regulados por anacrónicos convenios que

poco o nada tienen que ver con la nueva actividad: ETT´s,

telemarketing o intervención social....Los conflictos de

intereses generados entre trabajadores viejos y jóvenes,

fijos y temporales, centrales y periféricos, en un mercado

laboral caracterizado cada vez más por la dualidad

entre quienes parecen tener asegurado un lugar en la

empresa y quienes tan sólo cuentan como subalternos.

No sería justo ver en esos conflictos tan sólo egoísmos

de grupo. A menudo existen también diferentes formas

de reaccionar ante las injusticias. A ello hay que añadir

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