Tribuna Comunista Núm. 505

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mujeres
hermana. Esta decisión años después la calificaría
como adecuada ya que le permitió incursionar en
el mundo del cine en donde participó en varias
películas de corte regular en el entonces cine
mudo.
Al salir de Italia, también le traería como
consecuencia su primer matrimonio, con el poeta
Roubaix de L’Abri y, al mismo tiempo, conocer
al hombre que le enseñó el arte de la fotografía:
Edward Weston, compañero, amante y colega de
toda la vida.
Por el año 1920, al marido de Tina lo asignan a
la ciudad de México para dirigir el departamento
de Bellas Artes y, unos pocos años más tarde, se
enferma de tuberculosis y muere, dejando a Tina
viuda y muy joven.
En México se relaciona con la crema y nata de
la intelectualidad tanto en el campo de la pintura,
muralismo, literatura, poesía y fotografía; a esto
último se dedicaría la mayor parte de sus años.
También se unió a los jóvenes revolucionarios
de la época, pues eran los tiempos donde en
la mayoría de los países estaban emergiendo
comités y grupos de protesta en contra de las
dictaduras de esos años, en
la que se encontraba su natal
Italia con Mussolini a la cabeza
y el asesinato de los anarquistas
Sacco y Vanzetti.
Era poseedora de una
personalidad fresca y
desinhibida; ejercía su
sexualidad libremente y
sin ataduras; manifestaba
abiertamente su desacuerdo
en que las mujeres se vivieran
esclavas de sujetadores,
cinturones y botonaduras,
pues era parte, según ella,
de mantenerlas amarradas
a cerrojos y candados, por
el uso de la ropa empieza la
opresión, decía. Esta forma de
actuar, caminar y moverse por
el mundo le atraía críticas muy
severas por parte de las mentes
conservadoras, aunque a ella
nunca pareció importarle.
Un romance que le costó
la sospecha del gobierno
mexicano de que andaba
involucrada en asuntos
políticos, fue el que sostuvo
con un joven revolucionario de