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CUENTOS PARA NUESTROS FUTUROS ALUMNOS

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me la pasé viendo su cabello, admirando su agradable aroma y recordando los buenos

momentos que pasamos. Cuando llegó la hora del receso decidí que le iba hablar, pero

en la puerta ya la estaba esperando su novio. Vi como se tomaron de las manos y se

alejaban del salón. Volteé a mi alrededor y me di cuenta además de que todos mis

compañeros de clase ya tenían amigos, en este primer día mientras yo estaba solo.

Aunque prefiero estar así, pensé, he visto personas que han tenido muchos amigos y

después los traicionan, hoy en día tener buenos amigos es casi imposible.

Al sonar el timbre del final del receso yo seguía en el salón, lo que me permitió observar

como mis compañeros iban ingresando, hasta que entró Ana. Estoy seguro que pasó

todo el recreo con su novio. Y así, transcurrieron las clases de ese día simplemente

mirándola por la espalda.

Al finalizar las clases todos salieron acompañados con sus nuevos amigos, los únicos

que salimos solos fuimos Ana y yo. Pero a ella ya la estaba esperando en la puerta de

la escuela su novio.

Escuché a un grupo de chicos decir que Ana era muy hermosa pero que era una pena

que ya tuviera novio. De esa plática escuché el nombre del susodicho, su nombre

era Marco. Durante el camino hacia mi casa estuve pensando en hablarle a Ana o no

hablarle y seguir así. Por lo que en ese trayecto tuve una gran cantidad de sentimientos

encontrados, me sentía feliz y al mismo tiempo triste.

Cuando entré a casa, mi madre muy emocionada me dijo -hijo no vas a creer quien

regresó- confundido le dije que no sabía. Me llevó a la sala y ahí estaban los padres

de Ana quienes me preguntaron ¿eres Arturo? sí que has cambiado, de pequeño eras

muy alegre y ahora pareces más serio. Yo estaba totalmente sorprendido, pero Ana

no estaba. -No te preocupes Arturo, Ana llegará en cualquier momento- dijo su padre.

Al momento de terminar la frase sonó el timbre de la puerta. Mi madre la abrió y Ana

apareció en la sala. Al verme dijo -buenas tardes-, a lo que su madre le reprochó - ¿solo

le dirás buenas tardes a tu gran amigo de la infancia? - Ana volteó a verme una vez más

y me preguntó - ¿eres Arturo? - le respondí un poco tímido -sí soy Arturo-

Corrió hacia mí y me dio un gran abrazo. Me dijo -Arturo te he extrañado tanto- Al

escuchar esas palabras de su boca solo quería llorar de alegría, pero me contuve. -Vaya

sí que has cambiado mucho, no te reconocí. Pensé que eras un chico solitario cuando

te vi- me dijo. A lo que respondí ¿entonces, sí me viste? Sí-respondió- pero nunca pensé

que cambiarias tanto además siempre fuiste un niño alegre fue por eso que no te hablé.

Creo que tú tampoco me reconociste. Le respondí -yo sí te reconocí desde el instante

en que te vi, pero pensé que ya no me recordarías- me respondió -te dije hasta luego lo

cual significa que nos volveríamos a encontrar-. Cuando dijo eso, deje de ver en blanco

y negro al mundo otra vez tenia color.

Hablamos toda la tarde sobre como nos había ido en la secundaria, aunque yo no tenía

mucho que contar ya que era muy reservado. En cambio, Ana me dijo que fue a varios

lugares del mundo, que hizo muchos amigos pero que nunca conoció a alguien como yo.

Llegó el momento de que se fueran a su casa y Ana me dijo que tenía que empezar a

conocer más personas y salir con amigos, que disfrutara mi juventud. Yo le dije que lo

intentaría y le dije hasta luego y ella también me dijo hasta luego. No podía creer que Ana

y yo estuviéramos juntos otra vez. Era como estar en un gran sueño y no me importaba

que ella tuviera novio.

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