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Hasta que un día, al volver del centro con mi mamá, casi llegando a la casa, pasó un
carro y en el iba un chavo con quien nunca había platicado, pero si lo había visto seguido
en la calle. En ese instante cruzamos las miradas y me sonrió. Fue todo.
Llegamos a casa, mi mamá y yo, comimos y recogimos la casa como siempre. Se
empezó a meter el sol y comenzó a llegar la noche. Fue en ese momento que recibí un
mensaje del chavo este que miré en la calle ese día. El mensaje solo decía -hola, linda
noche-. Yo no le contesté el mensaje porque ya se llegaba la hora de ver a mi novio, y
a él le molestaba que yo platicara con otros chicos por mensajes, había veces que me
revisaba el celular para asegurarse de que eso no pasara, así que dejé el mensaje sin
respuesta.
Ese día mi novio y yo solo fuimos a cenar tacos y nos quedamos a platicar un rato en
la banqueta por fuera de mi casa. Cuando llegó la hora de pasarme a mi casa, abrí ese
mensaje nuevamente y le contesté con un -hola, gracias igualmente-. El chavo enseguida
me contestó, empezamos a platicar constantemente, aunque tenía que eliminar sus
mensajes cada que veía a mi novio, si no me metía en un problemón que ni les cuento.
Así pasamos varias semanas contándonos de nosotros, era muy lindo conmigo, muchas
veces me escribía los buenos días, mejor que ni mi novio.
Así pasó el tiempo, hasta que un día me hizo la invitación a cenar. Yo primero lo tomé como
una equivocación de remitente pensé que se había confundido de chat y únicamente le
contesté con un hola nuevamente. El chavo me volvió a mencionar la invitación y siguió
en espera de esa respuesta para salir a cenar. Yo le dije que no podíamos salir pues yo
tenía novio. Entonces le propuse salir a charlar en el antiguo campo, la cita quedó a las 8
con 30 minutos. Llegué al lugar y él estaba ya ahí esperándome, enseguida con su mano
derecha me tomo la cintura y con la izquierda tocó mi cuello y me saludó con un beso
en la mejilla. Yo tenía miedo de que alguien nos pudiera ver y contarle a mi novio que yo
me miraba con alguien más a escondidas. Empezamos a platicar de todo un poco, de
mis proyectos a futuro, que es lo que quería estudiar, de nuestros gustos y demás. Su
plática era muy diferente a la que tenía con mi novio. Con él no había corazones ni cosas
bonitas en nuestro chat, sin embargo, muchas veces me ayudaba con las tareas que se
me dificultaban, y así empezó a crecer el interés entre nosotros pues nos contestábamos
en seguida.
Por otro lado, las cosas con mi chico fueron cambiando. Seguíamos discutiendo por
cosas sin sentido. Muchas veces porque yo estaba en línea y no contestaba sus
mensajes al instante, él me empezaba a insultar con comentarios que afectaban mi
autoestima. Yo le perdoné todos esos insultos que me hacían sentir mal. Duramos casi
3 meses con esas mismas discusiones en la relación.
El 20 de diciembre una amiga me mandó un texto por mensaje preguntado cómo estaba
y cómo iba mi relación, a lo que yo le platiqué todo desde que empecé a salir con el
otro chico. Ella me hizo una llamada y lo primero que me dijo fue que mi novio también
se veía con otra chica. Era muy linda físicamente, sin embargo, él no sabía que ella no
estaba interesada en algo formal como él imaginaba. Yo sentí que el mundo se me venía
encima pues ella cumplía con los requisitos físicos que mi novio me pedía y que muchas
veces me lo restregaba en la cara. Me sentí tan miserable que pensé en hacerme un
daño pues esa ruptura amorosa no la iba a superar, ahí entendí porque mi novio se
enojaba por cosas sin sentido, me hacía comentarios sobre mis defectos corporales.
Sobra decir que terminamos.
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