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Al día siguiente, me levanté muy feliz y salí a toda prisa a la escuela para poder ver a
Ana. En el camino la encontré, pero iba acompañada de su novio Marco. No supe que
hacer así que no le hablé. Llegué a la escuela y entré al salón, Ana ingresó detrás de mí
y me saludó. Me preguntó cómo estaba y le respondí que bien, y entonces le pregunté si
tenía novio y me dijo que sí, que tenían 3 meses de relación. No era mucho, pero se veía
que Ana lo ama. En eso, ella me preguntó que si yo tenía novia y le dije que no.
Inició la clase. El maestro nos pidió que nos reuniéramos en binas para realizar una
actividad, yo quería ser con Ana, pero la eligió primero otra compañera. Estaba muy
nervioso porque la única persona con la que hablaba era con Ana y veía como todos
tenían sus parejas menos yo. Me sentía un poco nervioso cuando de repente escuché
que alguien a lo lejos me preguntaba -oye Arturo ¿quieres trabajar conmigo? - Estaba
totalmente sorprendido porque esta chica conocía mi nombre y yo jamás la había visto en
mi vida. Muy apenado le pregunté ¿quién eres? ¿Ya nos conocíamos? Ella me respondió
riéndose un poco -soy Ema íbamos juntos en secundaria siempre tenías el primer lugar
con las mejores calificaciones y yo tenía el segundo nunca pude superarte-. Pensé que
nadie de la secundaria me recordaría, pero al parecer había alguien que sí. Pasamos
toda la clase hablando sobre cuál iba a ser el tema que trabajaríamos. El tiempo se
acabó y no pudimos ponernos de acuerdo.
Cuando sonó el timbre para salir a receso yo solo pensaba en estar con Ana, pero ella
se fue con Marco. Al verlos supuse que otra vez lo pasaría solo, sin embargo, Ema me
dijo -ven conmigo es mejor que estar solo- y me invitó a conocer su grupo de amigos.
Estaba integrado por tres personas: su hermano mayor Alan, su mejor amiga María y
su novio Edwin. Yo estaba nervioso ya que nunca había socializado con alguien más. Al
momento que Ema me presentó ellos empezaron a preguntarme muchas cosas. Alan me
preguntó si era más listo que su hermana, María me preguntó si yo tenía novia y Edwin
me preguntó si podía ayudarlo en su tarea. Me sentí atacado con tanto cuestionamiento,
no sabía como reaccionar, pero Ema me ayudó diciéndoles que no me presionaran de
esa manera. Alan dijo -tienes razón perdón por esa primera impresión no tienes que
contestar todas nuestras preguntas, aunque quisiéramos ver si nos puedes ayudar con
una sola cosa-, a lo que respondí claro ¿qué necesitan?, -pues nuestro amigo Edwin
necesita ayuda con su tarea yo ya le expliqué, pero sigue sin entenderme- respondió
Alan. Sí yo también ya le expliqué y tampoco me entendió, dijo María. Yo no le expliqué
porque no tengo paciencia, dijo Ema. Por lo que me ofrecí a ayudarlo con su tarea. Traté
de ser claro explicándole lo que tenía que hacer y si me entendió, -vaya, sí que eres
muy bueno explicando muchas gracias Arturo eres un buen amigo- dijo Edwin. Yo le dije
-gracias, si alguna vez necesitas ayuda no dudes en preguntarme-
Nunca había tenido amigos, porque pensé que eran muy difíciles de encontrar. Pero
cuando Ema me los presentó ellos me recibieron con una gran sonrisa. Pasamos todo
el receso juntos platicando y conociéndonos mejor y la verdad me cayeron muy bien.
Cuando el receso terminó todos nos fuimos a nuestros salones y Alan nos dijo a todos
que deberíamos salir juntos algún día. Eso me hizo sentir incluido a su grupo de amigos
y cuando entré al salón de clases Ema me dijo -vaya les caíste muy bien y además se
ve que a ti también te cayeron bien-, yo le contesté -bueno, es que como son tus amigos
imaginé que son buenas personas-, sí por eso te los presenté. El primer día de clases vi
que estabas solo y me pareció triste, también en la secundaria eras así, muy solitario y
creí que ya era hora de que tuvieras amigos y disfrutaras de tu juventud, contesto Ema.
Cuando las clases terminaron, Ema me dijo que aún no decidíamos cuál tema íbamos
a abordar en nuestra exposición y le ofrecí que fuéramos a mi casa para ponernos de
acuerdo. Cuando caminábamos juntos vi a Ana. No me habló, pero sí sonrió. Eso me
hizo preguntarme sí acaso Ana imaginaba que Ema y yo éramos novios. Me respondí
que eso era imposible ya que a la única que amaba era a ella.
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