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sin pensarlo fue a llevar la canasta de mimbre llena de manzanas, la taparon con una
servilleta muy bonita bordada por la Sra. Mari.
Pedro emprendió su camino. Al caer la noche buscó un lugar donde pasarla y encontró
un árbol muy frondoso y bonito, por lo que decidió quedarse a dormir ahí. Mientras
dormía, llego una ancianita, revisó la canasta, vio que traía manzanas y esperó a que el
joven despertara.
Pedro despertó aún estaba obscuro. La ancianita muy amable lo saludó, y le preguntó
¿qué llevas en esa canasta?, Pedro se quedó pensando, si le digo que son manzanas le
voy a tener que dar una, pero si le doy una, están muy grandes, no, no, mejor le digo…,
ya sé, le diré que traigo serpiente y arañas. Cuando le comentó lo que traía en la canasta,
ella le respondió -si mientes tus mentiras se harán realidad-, Pedro no le dio importancia
a las palabras de la ancianita, así que se despidió y siguió su camino a la casa de su
padrino.
Cuando llegó a la casa, le dijo que sus padres le habían enviado las mejores manzanas
de la cosecha. Su padrino muy agradecido lo pasó a su casa y le dieron de comer.
Cuando terminaron el padrino dijo que tomaría una manzana como postre, sin embargo,
al levantar la servilleta, salieron arañas y serpientes de la canasta. El padrino no daba
crédito a lo que estaba sucediendo, por lo que mandó que metieran a Pedro a la cárcel,
pues lo acusó de intento de asesinato.
Pasaron 15 días, Pedro no regresaba, sus padres muy preocupados, le pidieron al hijo
menor, que fuera a buscar a Pedro a casa de su padrino, por lo que Juanito juntó otra
canasta llena de las mejores manzanas y partió a casa de su padrino. Por la noche, llego
al mismo árbol y la situación se repitió la dulce ancianita, reviso la canasta de Juanito,
vio que eran nuevamente manzanas, por lo que lo esperó a que despertara y, cuando
Juanito despertó le pregunto que a dónde iba y este le contestó: --Voy a buscar a mi
hermano Pedro, tiene 15 días que se salió de la casa, iba al pueblo y no ha regresado.
Mis padres están preocupados. La ancianita lo escuchó con atención y le preguntó --
¿Qué traes en esta canasta?, Juanito muy emocionado le contestó, traigo las mejores
manzanas de la cosecha de la huerta de mis padres, ¿no quiere una?, le preguntó. La
ancianita le respondió, que se lo agradecía mucho, pero que no quería. Juanito con una
gran sonrisa le dijo: --Por favor señora acepte la manzana está muy jugosa y dulce, ya
verá. La bruja muy contenta la aceptó y le dijo: Te digo que en esta canasta va llena de
oro a partir de este momento, será suficiente para que a ti y tu familia no les falte nada.
Juanito nuevamente sonrió y le dijo: --Mi querida Sra. ya que Diosito nos de salud es
suficiente, compartir una manzana no empobrece, bueno me retiro el camino aún es
largo.
Al llegar a la casa de su padrino se encontró con que Pedro estaba en la cárcel. Juanito
entregó la canasta de manzanas que sus padres le enviaron nuevamente, el padrino muy
molesto no la quiso, le explicó a Juanito lo acontecido, por lo que le pidió que se retirara
de su casa.
Juanito muy triste, sin entender lo que sucedía se retiró, fue a buscar a su hermano a la
cárcel, lo que le generó mucha angustia ya que el no traía dinero para pagar la fianza
para que pudiera salir. Anduvo tratando de conseguir trabajo, pero pronto atardeció y sin
suerte se sentó en una banca en el jardín del pueblo a descansar.
Su mente seguía girando y tratando de buscar opciones. Se puso a analizar el problema,
y ver qué podía hacer. Una vez caída la noche, una persona que estaba en el jardín
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