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Negociación Gobierno-ELN. Y sin embargo, se mueve<br />
nocimientos. Y para aumentar oportunidades y capacidades en los acuerdos<br />
de paz, así como disminuir riesgos y amenazas en la dinámica de posacuerdos.<br />
El conflicto colombiano da cuenta de dinámicas, procesos y prácticas que<br />
disputan al Estado control territorial, con los cuales se trazan diversas cartografías:<br />
corredores de guerra, circuitos de la economía política del narcotráfico,<br />
discontinuidad depredadora de enclaves y también una diáspora regional y local<br />
de propuestas y experiencias de ordenamiento social del territorio. Frente a ello<br />
cabe la pregunta sobre qué relación existe entre las formas del Estado en sus<br />
diseños nacionales, las élites y las formas de Estado a nivel local y regional, los<br />
gobiernos territoriales, y el despliegue de creatividades sociales que proponen<br />
y realizan ordenamientos territoriales.<br />
Las creatividades sociales nacen por fuera de la planeación y de la cuadrícula,<br />
y se producen por ella misma, en los intersticios que desde la Colonia<br />
privilegió el eje norte-sur y el Caribe; también entre los espacios que aunque<br />
interceptados por el eje andino por el mismo Estado, son fuentes de fuerza de<br />
trabajo y de extracción de recursos.<br />
Marquemos dos perspectivas:<br />
• La marginación de ese ordenamiento ha sido la constante histórica,<br />
desde la resistencia indígena y cimarrona, señalados por las dificultades<br />
de acceso y la carencia de recursos de interés: Alta Guajira, Sierra<br />
Nevada de Santa Marta, Serranía del Perijá, Catatumbo, Magdalena<br />
Medio, Serranía de San Lucas, Alto Sinú y San Jorge, el Darién, Pacífico,<br />
Amazonas y Orinoquía, así como las periferias urbanas o los lugares a<br />
los márgenes de controles del Estado, unos populares otros del mercado.<br />
Entre unas y otras está más de la mitad del territorio nacional. Frente a<br />
su negación, se renuevan historias y presentes de arrochelados, esclavos<br />
fugitivos caribes, brujos desertores, contrabandistas, sociedades con<br />
cierta autonomía con “libres de todos los colores”, parches, combos,<br />
comités, coordinadoras.<br />
En la vida republicana, los nombres que marcan dichos territorios baldíos,<br />
de los tesoros minerales, de las rutas fluviales, son paradójicos y se<br />
conocen como “territorios nacionales” desde 1863. También son tratados<br />
con displicencia, asignándoles tutelas especiales como la de las misiones<br />
religiosas; siempre “fronteras” sean agrícolas, internas, de colonización,<br />
de extracción, de reducción. Marcados según la valoración central como<br />
en zonas de orden público, zonas rojas, territorios de consolidación, y<br />
hoy, en territorios para enfoque territorial de paz.<br />
• La violencia constitutiva asignada los marca como amenaza: tierras de<br />
nadie, salvajes, en rojo, sin ley. Un relato que busca legitimar la idea de