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Negociación Gobierno-ELN. Y sin embargo, se mueve<br />
repunte; sin embargo, es importante destacar que los sectores más avanzados<br />
promotores de estas luchas hacen esfuerzos por politizarlas y por trascender el<br />
limitado enfoque reivindicativo.<br />
En particular, en las luchas por los derechos humanos, sus impulsores<br />
buscan trascender el enfoque liberal y confrontar al capital, dándole un alcance<br />
emancipador. Es lo que sucede con las luchas por la educación y la salud públicas.<br />
El Foro Urbano Alternativo y la campaña por vivienda digna “Hogar digno<br />
Hogar” también señalan tal tendencia.<br />
En similar sentido apunta la Segunda Asamblea Nacional por la Paz:<br />
Territorios con energía construyendo paz para la nación que llevará a cabo en<br />
noviembre del 2015. Su objetivo, según la convocatoria pública apunta a “contribuir<br />
(...) a la construcción participativa y plural de una paz integral, estable<br />
y duradera, mediante iniciativas regionales en clave de país, cimentadas en la<br />
profundización de la democracia y la promoción permanente de una cultura<br />
de paz”. Las obreras y los obreros petroleros juegan un rol protagónico en el<br />
logro de este objetivo.<br />
*****<br />
El bloque dominante tiene una tensión interna por la hegemonía política<br />
que no incluye diferencias antagónicas con respecto al modelo de acumulación<br />
y dominación. Al respecto, interesa señalar que para el campo popular y democrático,<br />
esa tensión no significa posibilidades de hacer concesiones o alianzas<br />
con ningún bando en disputa. El Estado implementa una estrategia simultánea<br />
de cooptación, división, aislamiento y aniquilamiento del movimiento popular,<br />
imposible de obviar, que alimenta lecturas cortoplacistas o sesgadas de la coyuntura.<br />
Tal actitud conduce a posturas políticas erradas que comprometen la<br />
independencia del campo popular y su proyección de construcción de poder.<br />
A la vez, se abre una etapa de negociación política del conflicto en el país,<br />
ante la imposibilidad del régimen de propiciar una derrota militar a la insurgencia<br />
armada y las dificultades de esta para avanzar estratégicamente en la concreción<br />
de los objetivos revolucionarios. Pero en el escenario de conversaciones, el<br />
régimen aspira a derrotar políticamente a la insurgencia acotando al máximo la<br />
agenda de negociaciones, de tal manera que no afecte lo sustancial del modelo.<br />
En esa postura resalta su visión de paz neoliberal, vacía de cambios reales y de<br />
participación social, que busca mejorar las condiciones para la acumulación<br />
capitalista en los territorios, mediante la desmovilización de las guerrillas y la<br />
represión y aniquilamiento de la protesta popular.<br />
En ese contexto, es una necesidad inaplazable e irrenunciable que la sociedad<br />
participe, en particular, los sectores populares. Eso reta a una política<br />
gubernamental precaria en mecanismos de participación directa y vinculante.