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Claves para la participación de la sociedad | 267<br />
influenciadas por ideologías externas. Además, se les antojó disputarse el poder<br />
por medios violentos sin que para ello existiese ninguna otra razón que obedecer<br />
a la “moda” de la combinación de todas las formas de lucha.<br />
Otra de sus pretensiones es sentar como verdad que el conflicto empezó<br />
en los pasados años sesenta. Una vez logrado, toda aquella persona que indague<br />
en el pasado remoto, intentando encontrar los orígenes de nuestra formación<br />
social, se tilda de anacrónica, arcaica y desfasada de la “realidad actual”.<br />
Otra tendencia del establecimiento es sustentar que el ejercicio de la memoria<br />
se dirige a conocer la verdad, pero a esa verdad la componen los últimos<br />
acontecimientos. Más específicamente, los últimos que provienen en forma<br />
exclusiva de una de las partes del conflicto, la insurgencia armada. De esa manera,<br />
entrega a esa parte la culpabilidad de la historia de guerra. Busca con eso<br />
ocultar su responsabilidad, que corresponde a individuos y a estamentos de<br />
orden institucional público y privado.<br />
Las organizaciones guerrilleras no se han negado al ejercicio de la memoria:<br />
desde sus inicios como protagonistas políticas en armas han sido estudiosas<br />
de toda la historia del país y del continente, pues en ella han encontrado<br />
los argumentos de su quehacer: la oligarquía colombiana ha intentado desde<br />
siempre instaurar un Estado basado en el poder de unas cuantas familias y han<br />
encontrado en la guerra uno de los mecanismos más eficientes para el logro de<br />
sus propósitos.<br />
En la historia republicana del país, el establecimiento siempre ha encontrado<br />
un pretexto para estar en guerra: los enfrentamientos entre federalistas y<br />
centralistas de la llamada patria boba, las guerras entre los nacientes partidos,<br />
la invención de Gómez Hurtado de las “repúblicas independientes”, “la amenaza<br />
castro-chavista” de Uribe Vélez. Sigue encontrando motivos para lucrarse de la<br />
guerra y garantizar el control del poder de esa minoría de familias.<br />
Este momento del país exige que la memoria sea un ejercicio colectivo,<br />
en el que se escuche a todos, por mucho que parezca que algunos carecen de<br />
razones para hacerlo. Seguir excluyendo y determinando desde puntos de vista<br />
“especializados” lo que es justo y que no, es otro de los motivos que nos impele<br />
a seguir en guerra. Nuestra memoria se mantendrá como un cúmulo de recuerdos<br />
traumatizados, que en la mayoría de los casos pretendemos olvidar para no<br />
seguirnos torturando con ellos.<br />
Las comunidades, pueblos, sectores sociales y populares están regresando<br />
a su pasado, recuperando su memoria colectiva y con ella, a sus territorios. Esa<br />
importante acción ha permitido que despunte una ciudadanía más consciente,<br />
hecha de sujetos políticos rurales, expresados en la Cumbre Agraria, y de sujetos<br />
urbanos, sin mayor articulación, pero con iniciativa en la actual coyuntura de<br />
impulso a las conversaciones de paz.