Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
entrando a cuantos links aparecían, así aprendí que existen<br />
varias causas, una de ellas es la falta de estimulación: si él se<br />
comunica con gestos o uno se a<strong>del</strong>anta y le ofrece lo que le parece<br />
que el niño desea, por comodidad no va a expresar sus<br />
necesidades. Para estimularlo debía intentar que pida las cosas<br />
hablando. Además de leerle cuentos y hablarle mucho para beneficiar<br />
la estimulación <strong>del</strong> habla. Todo lo ponía en práctica,<br />
le hablaba hasta por los codos e intentaba leerle cuentos, él se<br />
acercaba y me los cerraba, como diciendo: “No me interesa”.<br />
Sí le gustaban los libros con texturas, me aprovechaba de eso y<br />
mientras él tocaba, yo inventaba historias cortitas dado que se<br />
apresuraba a cambiar de página.<br />
Nada de lo anterior parecía funcionar, pero me rehusaba a rendirme.<br />
Seguía leyendo y, desesperada por respuestas, pasé de<br />
foros personales a textos médicos y experiencias de fonoaudiología,<br />
allí supe de la afasia, (con la cual lo vi muy identificado<br />
en un principio, antes de sumarse otras estereotipias), y un<br />
montón de causas extrañas para mí. Mi investigación parecía<br />
no tener sentido, fue un largo período en el que cada noche<br />
buscaba un porqué.<br />
Con el tiempo Santi comenzó a caminar en puntas de pie y luego<br />
a aletear, cierto es que no lo hacía muy a menudo, solo esporádicamente.<br />
Pensé que quizás era un juego, pero mi instinto<br />
me decía que era ansiedad (no estaba tan desacertada).<br />
Según pasaban los días me sentía más frustrada, no podía determinar<br />
si mi nieto verdaderamente tenía un problema o eran<br />
sólo ideas mías. Había decidido no comentar nada al resto de<br />
la familia y menos a los padres para no preocuparlos con mis<br />
chifladuras.<br />
Aquí es cuando el carrito de la montaña rusa comenzó a llegar<br />
a la cima <strong>del</strong> primer tramo. Fue a mediados de noviembre <strong>del</strong><br />
2013, sentada otra vez frente al teclado, agotada ya de búsquedas<br />
infructuosas (sobre todo por no saber qué estaba buscando),<br />
se me ocurrió escribir en Google: Niño mirada esquiva sin<br />
habla puntas de pie aletea sus manos.<br />
A<strong>del</strong>a Anderson - 13