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Todo lo que venía dándose de una forma pasaba a darse de<br />
otra, el lugar de Vernon cambiaba, nuestras vidas cambiaban;<br />
empezando por esta cotidianeidad de salir a ocuparse de un<br />
sinnúmero de temas nuevos y que, sinceramente, no eran los<br />
que más ansiaba como experiencia vital.<br />
Nunca sabré cuánto cambié, cuánto me reacomodé o si efectivamente<br />
hubo una alteración importante en mí. Lo que sí sé, es<br />
que estas circunstancias y el propio crecimiento de Vernon me<br />
llevaron a nuevos desafíos que con poca o mucha valentía tuve<br />
que encarar.<br />
Vernon fue madurando intelectualmente en su primaria y ahora<br />
en la secundaria como un alumno muy creativo e inteligente,<br />
aunque a medida que crecía sus relaciones sociales con sus<br />
compañeritos iban siendo cada vez más dificultosas.<br />
Tuve entonces que acomodarme en un mundo de súbitas estereotipias,<br />
de menúes hiper acotados, de intolerancias a la frustración<br />
y negaciones incomprensibles. Todo esto adobado por<br />
la falta de infraestructura para este tema en los colegios estatales,<br />
con una obra social que en lugar de apoyar y estimular las<br />
terapias de Vernon las boicotea y una realidad laboral y económica,<br />
como mínimo, complicada. Difícil. De movida se planteó<br />
todo como un partido con la cancha inclinada y referí pagado<br />
por el adversario.<br />
¿Por qué me tiene que pasar todo esto? Solía preguntarme y<br />
quejarme. Como no soy religioso (aunque me considero un<br />
hombre de fe), la idea de una puesta a prueba <strong>del</strong> Todopoderoso<br />
no me servía de mucho… Sin embargo, afinando la sintonía<br />
empecé a encontrar claves, propuestas, ideas, estímulos, solidaridades<br />
mostrando una luz, una forma de ir desenredando el<br />
ovillo. Y en todo ese cúmulo de señales que aparecían, siempre<br />
había algo que Vernon proponía.<br />
La culpabilidad por preocuparme por mi propia línea de vida<br />
no fue un tema menor. Suelo decirme que lo más importante<br />
54 - Horacio Petre