You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
María Luján Trafelati<br />
LA ÚNICA LUCHA QUE SE PIERDE<br />
ES LA QUE SE ABANDONA<br />
Mi objetivo es ayudar a otros padres con la misma situación y<br />
a todos los que nos rodean y quieran interesarse en esta problemática.<br />
En principio menciono los consejos que me hubiera<br />
dado a mí misma cuando nada sabía <strong>del</strong> tema, conocimientos<br />
que me habrían sido útiles para afrontar lo que me esperaba.<br />
Dicen que la mejor forma de explicar algo es con analogías, y lo<br />
más parecido en este caso para mí es el boxeo. Una experiencia<br />
así nos golpea de forma brutal y con reveces de naturalezas sin<br />
igual. Detesto ese deporte por su violencia, pero la vida a veces<br />
parece querer coronarse con el cinturón <strong>del</strong> campeón a costas<br />
de nuestras esperanzas y sueños.<br />
Precalentamiento antes de subir al ring: las sospechas<br />
Todo comenzó cuando mi mamá me insistió en que debía llevar<br />
a la pediatra a mi hijo, para que le comentara que Santi todavía<br />
no emitía palabra alguna, siquiera un intento de balbuceo. Por<br />
supuesto, seguí su consejo dado que ella es madre de tres y yo,<br />
al ser mi primer hijo, no tenía en claro a qué edad los niños empezaban<br />
a hablar. Cuando llevé esta inquietud a la pediatra me<br />
respondió que era normal para algunos niños empezar a hablar<br />
a los tres años. Para ser sincera no me preocupé demasiado,<br />
sus palabras me transmitieron la tranquilidad que buscaba y<br />
simplemente me relajé.<br />
María Luján Trafelati - 91